James Arthur: «Queremos aplicar la Ética de Aristóteles a las aulas»
El Centro Jubilee para el Carácter y las Virtudes que dirige ha ayudado en Reino Unido a formar humanamente a los alumnos, también de zonas desfavorecidas, con una propuesta basada en el filósofo griego
En el verano de 2011, grupos de jóvenes se dedicaron a saquear tiendas en diversas ciudades del Reino Unido durante unos disturbios que duraron casi una semana. Una comisión creada para analizar lo ocurrido recomendó que los centros educativos se preocuparan más por la formación de la personalidad de los alumnos. James Arthur, decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Birmingham, creó en 2012 el Centro Jubilee para el Carácter y las Virtudes y asesoró al Gobierno para aplicar esta petición. Hace unas semanas compartió su experiencia en la Universidad de Navarra. Empezaron con un concurso nacional de iniciativas de los centros, porque «no quise que fuera una política que se impusiera desde arriba, sino que se construyera desde abajo». El proyecto creció y, ahora, la Oficina de Estándares en Educación, que evalúa a los centros, lo hace basándose también en cómo forman a sus alumnos como personas.
Habrá diversas propuestas. Su centro ofrece una sobre virtudes cristianas.
En nuestro sistema, los colegios cristianos también son estatales. Al principio elaboramos materiales no religiosos, basados en Aristóteles, para centros seculares. Seguimos cooperando con ellos. Pero los centros cristianos nos dijeron que necesitaban algo más, querían también a Cristo. Así que lo adaptamos para ellos. Las virtudes naturales, comunes a todos, son el eje horizontal, que es esencial. El vertical es la parte religiosa. Para los cristianos son la fe, la esperanza y la caridad. Enriquecen las virtudes naturales y te dan más motivación.
¿Cómo se enseña a Aristóteles en un colegio del siglo XXI?
Con frecuencia se le estudia desde un punto de vista teórico, como si no tuviera implicaciones para la sociedad. Pero él hablaba del florecimiento de los jóvenes, algo que se traduciría por bienestar o felicidad. Queremos aplicar su Ética al aula. Hay distintos bloques: las virtudes intelectuales, las morales, y también las cívicas. Y hay virtudes de desempeño, como la resiliencia o la motivación. Son como el músculo, pero también los mafiosos las tienen. Solo son virtudes si acompañan a las demás.
Usted ha llevado esta propuesta a alumnos de zonas desfavorecidas.
En 2012 fundé el Colegio de la Universidad de Birmingham, un gran centro de secundaria que se ha convertido en el más popular de la ciudad: nos llegan once solicitudes por plaza. Está en una zona blanca de clase media y como el sistema funciona por áreas los políticos locales, de izquierdas, pensaban que iba a ser otro colegio de élite. Pero hablamos con ellos y se designaron tres zonas más desde las que se podía solicitar plaza, en barrios pobres y diversos racialmente. La mitad de los alumnos procede de ellos. Es el único centro multicultural de la ciudad.
¿Y una vez se tiene plaza?
Una de las formas en las que formamos el carácter es por medio de actividades extracurriculares. Los miércoles y viernes por la tarde el temario se para, y los alumnos eligen para el trimestre dos actividades de entre 75. Una puede ser deporte, pero otra tiene que ser artística o de otro tipo, como clubs de ajedrez o de debate. En cuanto a las virtudes, trabajamos mucho la gratitud. Con 11 años, cada niño aprende a preparar una comida. En el segundo trimestre les pedimos que inviten al colegio a alguien y se la preparen para darles las gracias. En muchos casos son sus abuelos. A los chicos se les ve el orgullo en la cara.
Hoy abundan las teorías educativas. Se habla de competencias, de preparar al alumno para el mundo laboral…
Muchos colegios se han convertido en fábricas que producen personas con ciertas habilidades. Pero si no son comunidades donde todos se sienten acogidos, serán un lugar muy infeliz. El posmodernismo, el feminismo… pueden tener influencia en algunas áreas como la inclusión. Por cierto, los colegios pueden y deberían estar comprometidos con una acogida universal a todos, como seres humanos; no hace falta imponer una ideología. Pero lo dominante es esta visión mecánica, que no prepara para el examen de la vida. Aristóteles responde a esto porque habla de las virtudes que ayudan a la persona a vivir bien.
¿Hasta dónde puede llegar la escuela si a un niño le falta por ejemplo una estabilidad afectiva en casa?
Las familias siempre han tenido desafíos. Conozco a mucha gente que viene de un contexto difícil, y es fantástica. De hecho, cuanto más pobres son las familias, más aspiraciones tienen puestas en la educación. Decirles que son disfuncionales es condescendiente y las hace sentir pequeñas. Yo les digo a los profesores que trabajen con los padres y construyan sobre sus fortalezas.