Israel quiere cobrar impuestos a las iglesias
La decisión contraviene el statu quo por el que desde la época otomana las propiedades eclesiásticas quedan exentas de impuestos municipales
Mientras el conflicto con Hamas ahoga en sangre a los habitantes de Gaza, los cristianos se están viendo cercados por cada vez más focos de tensión y enfrentamiento en el interior de Israel. Según el Centro Rossing para la Educación y el Diálogo, se han incrementado de forma notable los insultos y las presiones por parte de algunos judíos ultraortodoxos y, además, ha resurgido el viejo problema de los impuestos sobre la propiedad de las confesiones cristianas de Tierra Santa. Los responsables de las distintas Iglesias de Jerusalén han firmado una carta, fechada el 18 de junio y dirigida al primer ministro Benjamin Netanyahu, en la que presentan su firme oposición a la decisión del ayuntamiento de imponer tasas municipales (Arnona) sobre la propiedad de las iglesias.
En la declaración conjunta, los patriarcas y líderes cristianos han manifestado su «profunda preocupación», según la agencia Fides, por la decisión que contraviene el status quo por el que desde la época otomana las propiedades eclesiásticas quedan exentas de impuestos municipales. De hecho las iglesias cristianas han utilizado esta ventaja fiscal para invertir dinero en servicios en beneficio de toda la sociedad, como escuelas, hospitales, conventos, iglesias y residencias de ancianos, entre otros.
El Tribunal Supremo de Israel dictaminó que los estudiantes de seminarios judíos ultraortodoxos deben ser reclutados por el ejército. La histórica resolución supone el fin de la exención militar para los ultraortodoxos que estudian en yeshivot (centros de estudio de la Torá). Esto ha sido un punto de discordia durante décadas en Israel, pues el resto de los judíos del país debe cumplir obligatoriamente el servicio militar. Aquí también se ha cambiado el statu quo.
La decisión de las autoridades israelíes —que también incluye a los ayuntamientos de Tel Aviv, Nazaret y Ramla— acaba contradiciendo «siglos» de acuerdos históricos entre las Iglesias y las autoridades civiles y supone un «ataque coordinado» a la presencia cristiana en Tierra Santa al iniciar «procedimientos fiscales». «Declaramos que tal medida», han constatado los cristianos, «socava el carácter sagrado de Jerusalén y pone en peligro la capacidad de la Iglesia para llevar a cabo su ministerio en esta tierra en nombre de sus comunidades y de las Iglesias de todo el mundo».
Además, en la misiva que han firmado varios representantes de las confesiones cristianas, entre ellos, el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa —que se reunió con el Papa en el Vaticano este miércoles— y el custodio de Tierra Santa, guardián de los santos lugares, el franciscano Francesco Patton, han calificado estos procedimientos de «indignantes». Los firmantes incluso denuncian que los recientes procedimientos judiciales intentan «expulsar la presencia cristiana de Tierra Santa».
Despoblación de cristianos
Preciosamente, el Papa ha alertado esta mañana sobre el vaciamiento progresivo de cristianos en Tierra Santa. «Pienso en una situación fea, que esa tierra se esté despoblando de cristianos….», ha explicado Francisco en la audiencia con los participantes de la 97ª Asamblea Plenaria de la Reunión de Obras de Ayuda a la Iglesia en Oriente (ROACO), que ha concluido este jueves 27 de junio.
El Pontífice ha instado a las Iglesias Orientales —de las que ha dicho que están «aplastadas por la pesada cruz de los conflictos y la violencia que sufren»— a «animar a los cristianos, allí y en todo Oriente Medio, a ser más fuertes que la tentación de abandonar sus tierras devastadas por el conflicto».
Para el Papa, que se ha mostrado preocupado por el riesgo de que el conflicto se extienda a otras zonas de la región, es «urgente» un alto el fuego que permita la convivencia «entre pueblos diferentes, único camino posible para un futuro estable».
Así, ha asegurado que la guerra es una «aventura sin sentido e inconclusa «en la que «nadie será vencedor» y ha llamado a escuchar a la sociedad civil que «está cansada de retóricas belicosas, de estribillos estériles que siempre echan la culpa a los demás, dividiendo el mundo en buenos y malos, de líderes que se esfuerzan por sentarse a una mesa para encontrar mediaciones y favorecer soluciones».