Intentaron detenerlo, pero se les escabulló de las manos - Alfa y Omega

Intentaron detenerlo, pero se les escabulló de las manos

Viernes de la 5ª semana de Cuaresma / Juan 10, 31-42

Carlos Pérez Laporta
'Los judíos tomaron rocas para apedrear a Jesús'. James Tissot. Museo de Brooklyn, Nueva York.
Los judíos tomaron rocas para apedrear a Jesús. James Tissot. Museo de Brooklyn, Nueva York.

Evangelio: Juan 10, 31-42

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó:

«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». Los judíos le contestaron:

«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Jesús les replicó:

«¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: sois dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!”. Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre». Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.

Muchos acudieron a él y decían:

«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad». Y muchos creyeron en él allí.

Comentario

No quieren matar a Jesús por sus milagros ni por sus palabras de consuelo. Quieren matarle por decir que es Hijo de Dios: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». De hecho, la demostración de que no es Dios será para ellos la muerte: Dios —piensan ellos— no puede morir, porque la muerte es lo opuesto a la vida, y Dios es la Fuente de la Vida.

En realidad, ellos no pueden matarle. Una y otra vez sortea sus intentos. «Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos». No pueden acabar con Dios porque Dios tiene poder sobre la vida y la muerte.Será en todo caso Él quien entregue su vida. Y esa será la mayor obra del Padre: en la muerte de Jesús se mostrará que su vida era Amor del Padre; si persiste al agotamiento de su vida terrenal se desvelará que su vida no solo provenía de la naturaleza, sino que venía del mismo Dios.  «Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».