Instituciones religiosas sanitarias: «No estamos dispuestos a acelerar la muerte» - Alfa y Omega

Instituciones religiosas sanitarias: «No estamos dispuestos a acelerar la muerte»

Los Camilos, la Orden de San Juan de Dios, Hospitales Católicos de Madrid, la Federación Lares y CONFER consideran la eutanasia un error y ofrecen a quienes sufran por una enfermedad o dolencia incurable sus cuidados y acompañamiento desde el respeto a «su inalienable dignidad humana»

María Martínez López
Pacientes con daño cerebral en la Fundación Instituto San José (OHSJD), en Madrid. Foto: María Martínez López

«Acelerar la muerte» por acción u omisión «a cualquier persona al final de su vida o en situación de grave discapacidad nos parece un daño irreparable que no estamos dispuestos a infringir a nadie». Es el compromiso que, a dos días de que entre en vigor la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, han asumido las instituciones religiosas dedicadas a la asistencia sanitaria.

Esta afirmación se incluye en un manifiesto dado a conocer este miércoles por la Orden de Religiosos Camilos en España, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Hospitales Católicos de Madrid, la Conferencia Española de Religiosos CONFER y la Federación nacional Lares, al que también han invitado a adherirse a otras entidades. Subrayan que «facilitar una acción suicida o una actuación homicida, aunque esta actuación sea solicitada y aceptada por el propio interesado, es un error porque supone un desprecio por la dignidad humana».

Ni alargar ni acortar la vida

Frente a estas propuestas, las entidades «ofrecemos nuestra hospitalidad, nuestra capacidad de acompañamiento y cuidado», siempre «respetando y promoviendo su inalienable dignidad humana, su llamada a la trascendencia y, por tanto, el valor supremo de su misma existencia». Esto implica no «pretender alargar» la vida, ni tampoco «acortarla irresponsablemente» o «provocar» la muerte.

Cuando sea necesario, se administrará «la sedación paliativa correctamente indicada» y con consentimiento del paciente. Y, en cualquier caso, se comprometen a intentar «aliviar y superar el sufrimiento y la desesperanza que podamos encontrar».

Los riesgos de la eutanasia

La entrada en vigor de la ley ha llevado, por ejemplo, a que el Centro San Camilo haya incluido en su código ético el rechazo a cualquier planteamiento eutanásico. «Como institución perteneciente a la Iglesia católica seguimos sus directrices morales y apostamos por cuidar y acompañar a las personas al final de la vida y a sus seres queridos», ha apuntado el delegado general de los Religiosos Camilos, José Carlos Bermejo.

Esta congregación teme que «la Ley de la Eutanasia desmotive a personas que necesitan cuidados para vivir dignamente y con sentido», ha afirmado durante el acto, un encuentro presencial en el Centro San Camilo de Tres Cantos y retransmitido por YouTube. La norma también abre la puerta a que «intereses espurios generen demanda» de esta práctica.

A nivel más amplio, puede disminuir «el compromiso social por salir al paso de la soledad no deseada» y por promover «los cuidados dignos de la dependencia». Y también les preocupa que se den «prácticas indiscriminadas de sedación no correcta. En definitiva, tememos una cultura del descarte en torno al sufrimiento y al morir».

Paliativos de calidad

El director del departamento de Ética de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, José María Galán, ha celebrado la «creciente sensibilidad social ante el sufrimiento al final de la vida». En respuesta a ella, «seguimos comprometiéndonos con la paliación del dolor y el sufrimiento humanos, ofreciendo la aplicación eficaz de unos cuidados paliativos de gran calidad que, a la vez, respeten la vida sin provocar la muerte».

En el acto participaron también Juan Vela, presidente de Lares; Olga Ginés, presidenta de Hospitales Católicos, y Rosa Abad, responsable del área sociosanitaria de CONFER, que compartieron en una mesa redonda la experiencia de sus instituciones en la atención al final de la vida.