Hospital de campaña desde el siglo XV hasta nuestros días
La parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso empezó asistiendo a heridos de guerra y hoy ofrece su vibrante pastoral a familias y jóvenes de todo Madrid
La parroquia que se asoma a esta página esta semana no es, curiosamente, propiedad de la Iglesia, sino que pertenece a Patrimonio Nacional. La causa es que el origen de este templo fue el antiguo Hospital Real de la Corte, situado en la Puerta del Sol, fundado en el siglo XV por los mismísimos Reyes Católicos para atender a heridos de guerra. Entre la calle Alcalá y la carrera de San Jerónimo, el templo hacía las veces de capilla del hospital, regido por la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres, fundados por fray Bernardino de Obregón.
En 1606, dos de ellos fueron a Roma a ver al Papa, pero una violenta tormenta de granizo los asaltó cerca de Castellón. Recuperaron el camino tras hallar milagrosamente una imagen de la Virgen. Días después, cuando le contaron al Pontífice lo que les había pasado, este comentó: «Buen suceso habéis tenido en vuestro viaje y sin duda la Virgen se ha dignado favoreceros». Con ese nombre como advocación, esa pequeña talla volvió a Madrid y se convirtió en una de las devociones más queridas de la capital. Con el tiempo, la reestructuración urbanística de Madrid sacó el hospital del centro y la parroquia —con la talla de la Virgen— acabó en su lugar actual, la céntrica calle de la Princesa.
Hoy, el territorio parroquial comprende las residencias, apostolados y conventos de cinco congregaciones religiosas, «un minivaticano», explica con humor el párroco, Enrique González Torres, que, con su vicario, Alonso Salcedo, atiende las necesidades espirituales de un barrio que se ha transformado aceleradamente en los últimos años. Las familias jóvenes que antaño lo poblaron han sido sustituidas por estudiantes que comparten piso por su cercanía a la Ciudad Universitaria y por una multitud de profesionales que trabajan en los cientos de establecimientos de ocio y oficinas de la zona. «Pero los que vienen a la parroquia suelen ser familias y jóvenes de fuera, atraídos por la vida que genera», dice su responsable.
En este sentido, la joya de Buen Suceso es la pastoral familiar. «Hacemos una preparación remota de tres años, con tres grupos de 25 parejas cada uno, novios de todo Madrid que se acercan aquí para preparar bien su relación», cuenta González Torres. Y al curso prematrimonial se apuntan cada año 120 parejas, muchas de las cuales luego se quedan en la parroquia en grupos de matrimonios. A ello se suman las vacaciones familiares y el Centro de Orientación Familiar Sagrada Familia, que atiende los problemas de convivencia y al que vienen parejas y familias de toda la diócesis.
También la pastoral juvenil atrae a muchos jóvenes, con una Misa especialmente cuidada para ellos los domingos a las 20:30 horas. Muchos vienen de retiros Bartimeo o Effetá, y participan periódicamente en salidas de evangelización en la calle mientras miran con ilusión el proyecto de capilla de adoración perpetua, que da sus primeros pasos y está abierta a los viandantes.
Aquí en el Buensu —como cariñosamente se la llama—, tiene su sede la capellanía ucraniana de rito bizantino de la capital, muy multitudinaria. «Cuando acaba la Misa de 13:30 horas de repente dejo de escuchar mi idioma», cuenta divertido González Torres. El bocadillo solidario para las personas sin hogar y las visitas a residencias de ancianos del barrio son dos de las actividades de carácter social, junto al acompañamiento a los mayores en sus casas. «Que la gente vuelva a la fe y que las familias se unan más» son los fines de un templo que sigue siendo hospital de campaña.