La iglesia del Buen Suceso y el 2 de mayo del año 1808 - Alfa y Omega

La iglesia del Buen Suceso y el 2 de mayo del año 1808

Donde se encuentra actualmente la tienda de Apple había a principios del siglo XIX una iglesia que fue símbolo de la resistencia frente a las tropas de Napoleón

Pablo Martín Ibáñez
Fusilamiento de Patriotas en el Buen Suceso: la madrugada del 3 de mayo de 1808 de José Marcelo Contreras y Muñoz. Foto: Ayuntamiento de Madrid. Museo de Historia.

Si el madrileño del 2023 hubiera vivido en su ciudad a principios del siglo XIX se habría encontrado un paisaje diferente al de hoy. Si subiese por la carrera de San Jerónimo hasta la puerta del Sol no encontraría ni el Oso y el Madroño ni el cartel del Tío Pepe, y mucho menos la tienda de Apple, en la zona oriental de la plaza. Es precisamente en este emplazamiento donde se situaba la iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso, testigo privilegiado de uno de los eventos más importantes de nuestra historia. El 2 de mayo de 1808, la ciudad de Madrid se despertó sumida en el caos. No había aún salido el sol y en multitud de puntos de la ciudad los madrileños se enfrentaban a los contingentes franceses.

La iglesia del Buen Suceso fue terminada por orden de Felipe II a principios siglo XVII. Como cuenta Jonathan Jacob Bar Shuali, investigador de la Universidad Católica de Valencia y de la Universidad Complutense de Madrid, y autor del libro La Grande Armée de Napoleón y sus aliados (2022), «sabemos que en 1808 formaba uno de los numerosos hospitales (no en el sentido que empleamos hoy) para los más necesitados, además de un centro de culto». Con la llegada de las tropas napoleónicas, el edificio se convirtió en cuartel y algunos de sus modestos tesoros fueron expoliados, acrecentando así el malestar de los ciudadanos. Durante las cargas de los franceses, muchos madrileños acudieron al templo: algunos para refugiarse; otros para utilizarlo como emplazamiento estratégico: «Su ubicación es clave, haciendo de “punta de lanza” era inevitable pasar frente a este edificio si se deseaba acceder a la calle de Alcalá y a la carrera de San Jerónimo», causando grandes bajas entre las tropas, explica Bar Shuali.

Tras la reyerta, el Buen Suceso se convirtió en un símbolo de resistencia. El imaginario colectivo transformó en emblema los lugares desde los cuales se pudo infligir daño a los franceses. Máxime teniendo en cuenta que «muchos de los apresados en los combates de Sol fueron encerrados en San Felipe el Real. De aquí fueron desplazados durante la noche del 2 de mayo al Buen Suceso, donde serían ejecutados de madrugada», concluye el investigador. Hoy ya no existe dicha iglesia, aunque sus restos pueden visitarse en la estación de Cercanías de Sol.