Hogar Isaías, la casa donde las personas vuelven a ser personas - Alfa y Omega

Hogar Isaías, la casa donde las personas vuelven a ser personas

Uno de los últimos grandes proyectos de Cáritas Diocesana de Madrid es una casa para mayores de 55 años en la que recuperan confianza, seguridad, salud e incluso sus lazos familiares

Begoña Aragoneses
La hermana Deyanira, Mar Crespo, Armando y Nacho, en el comedor
La hermana Deyanira, Mar Crespo, Armando y Nacho, en el comedor. Foto: B. A.

Junto con los salmos, el profeta Isaías es la figura del Antiguo Testamento que más ecos tiene en el Nuevo. Y es el que da nombre a uno de los proyectos más innovadores de Cáritas Diocesana de Madrid: Hogar Isaías, para personas solas mayores de 55 años y sin hogar, con escasas posibilidades de inserción, con una calidad de vida deteriorada y sin apoyo social y familiar. Esto, sobre papel, porque cuando uno traspasa las puertas de la casa, justo enfrente de la Dehesa de la Villa, lo que percibe es luz, calidez, paz y alegría. Hace mucho el equipo de vida que lo cuida, tres hermanas Hijas de la Altagracia (originarias de República Dominicana), y el ambiente que han logrado. «De familia», resume Armando, uno de los residentes. Junto a Nacho, otro de ellos, nos van enseñando con orgullo la casa: la capilla, «lo primero», donde tienen Misa todos los días; la sala de estar —«a ver si conseguimos una tele más grande», pide la hermana Deyanira, la superiora—, la biblioteca, el comedor, la cocina y las habitaciones. Cada una con baño privado, y esto, para personas que han vivido —o malvivido— en pensiones y albergues, no tiene precio. «Son vidas con muchas heridas», sostiene Mar Crespo, responsable en Cáritas del área de Mayores y Cuidado de la Vida, que no pueden acceder a los recursos para mayores de 65 porque no llegan a la edad. También son personas muy acostumbradas a la soledad, «no querida», matiza Nacho, «pues te puede causar enfermedades, te metes en un bucle y no sales». Y Armando apostilla: «Cuando uno ha vivido mucho tiempo solo llega a creer que es la mejor opción. Y no es así, porque te deprimes: no tienes con quién hablar y a quién escuchar».

119.704 mayores fueron atendidos en 2023, siendo acompañados por 9.157 voluntarios.

56 % de los beneficiarios es mujer, con estudios secundarios y superiores (53 %), y sin trabajo (55 %).

59 % de las ayudas otorgadas este año ha sido a vivienda, el principal factor de exclusión social.

Es llegar al Hogar Isaías y todo empieza a cambiar. Primero, porque no hay fecha de salida, y eso ya les da seguridad. Después, se van recuperando físicamente y, sobre todo, en algunos casos vuelven a retomar la relación con sus familiares, que la situación de calle, por vergonzante, había roto. Cada residente —hay 15 plazas en total para hombres y mujeres— tiene un plan de acompañamiento «para motivarlos», explica Crespo, pues vienen de una vida muy destruida. Los ayudan a integrarse en la casa, a generar confianza, a cambiar dinámicas. Con las hermanas aprenden, por ejemplo, cosas tan básicas como que nadie les va a tocar sus pertenencias o que no hace falta acumular alimentos por si te los quitan o no te dan más, sino que la nevera siempre está abierta; «eso sí —subraya la superiora—, teniendo en cuenta a los demás». Se van sintiendo familia. Comen y cenan juntos y «es bonito ver la preocupación de unos por otros» si alguno falta porque tenía un plan.

Asimismo, hacen actividades. Nacho, por ejemplo, les explica cuadros de arte, que de eso sabe. «El primero fue Las Meninas, y al día siguiente un compañero se fue al Prado, por primera vez en su vida, a verlo». Tienen turnos para cocinar y para ello cuentan con la ayuda de los voluntarios, que más que eso son «amigos del hogar». Ahora les vendría bien, piden las hermanas, voluntarios para las noches. Y ya sueñan con sus primeras vacaciones juntos: se irán en julio a la casa que Cáritas tiene en Cercedilla. El Hogar Isaías responde así a eso que decía Dios a través del profeta: «Consolad a mi pueblo». Y también: «No temas, porque yo estoy contigo». Es, resume Deyanira, un «hogar de esperanza», donde «las personas se sienten personas». Cáritas Diocesana de Madrid presentó este novedoso proyecto en su Memoria 2023, hecha pública el pasado martes de cara al Día de la Caridad.