Hispanidad
Desde los países con más hispanohablantes nativos hasta Estados Unidos se reivindica, con diversos matices, el diálogo intercultural y una pluralidad étnica que bebe de sus raíces indígenas. Estos días, las calles de las principales ciudades españolas han sido muestra de esa diversidad que se hace realidad todo el año
«Lo que me hizo enamorarme de la palabra Hispanidad es la pluralidad que lleva implícita, por analogía a la Cristiandad». Cuando Ramiro de Maeztu popularizó la palabra que conmemora lo que el 12 de octubre celebramos, ya hacía años que el padre Zacarías de Vizcarra había propuesto eliminar el concepto de raza para festejar un día que tenía más que ver con la unidad cultural, lingüística y espiritual que con los lazos geográficos o de sangre. El término hispanidad aludía a que, en esa hermandad espiritual, había también una auténtica fraternidad de pueblos. Desde entonces, ese es el sentido de lo que se celebra cada 12 de octubre. Se equivoca quien quiera ver otra cosa. Ni es una exaltación imperialista, ni la reivindicación de una identidad exclusiva, sino un abrazo a la diversidad cultural; un canto al mestizaje y a una unidad que trasciende ideologías y fronteras, que evoluciona y se proyecta hacia el futuro.
No en vano, el concepto de hispanidad hermana a más de 500 millones de almas, las que hablan español en todo el mundo —segunda lengua más hablada por nativos— y lo festejan desde los países con más hispanohablantes nativos —México, Colombia, España y Argentina— hasta Estados Unidos, donde las comunidades latinas conmemoran el Hispanic Day Parade en Nueva York. En ellos se reivindica, con diversos matices, el diálogo intercultural y una pluralidad étnica que bebe de sus raíces indígenas. Estos días, las calles de las principales ciudades españolas han sido muestra de esa diversidad que se hace realidad todo el año. En España residen unos 4,2 millones de inmigrantes latinoamericanos —8,7% de la población—, según el INE. Solo en la Comunidad de Madrid, más de un millón, lo que podría representar el 14,3 %. Cataluña no se queda atrás, con más de 730.000, lo que viene a representar el 9,3% de la población total. Es desde ahí desde donde habla esta fotografía de la marcha del domingo en Barcelona; ciudad que es también crisol y una muestra de que España, a su vez, es rica en su diversidad de lenguas, de territorios y de culturas. Y que es, precisamente, esa pluralidad la que la hace única.
Estos días escuchaba que, además de las Fuerzas Armadas, cada 12 de octubre deberían desfilar todos los que hacen este país único: sanitarios, bomberos, maestros, policías o misioneros. Fueron, por cierto, estos últimos los que promovieron las principales acciones por la defensa de los derechos de los indígenas. El dominico Bartolomé de las Casas se dedicó por entero a mediar en favor de su dignidad y a denunciar los excesos, que los hubo, anunciando el Evangelio desde la propuesta y no desde la imposición, desde el respeto a su identidad, espiritualidad y cultura.
Nadie niega que en la llamada conquista de América y en su evangelización se produjeran abusos. Los Papas san Juan Pablo II (1992), Benedicto XVI (2007) y Francisco (2015 y 2016) han pedido perdón por los crímenes y atropellos contra los pueblos originarios. Pero ello no significa que haya que negar sus frutos. Y proclamarlos con orgullo. Es así como el padre Zacarías, primero, y Maeztu, después, entendieron la hispanidad: como un abrazo, que hoy hace que este día pueda ser el de todos.