«Hemos estado en continuo contacto con los socios locales»
Manos Unidas se ha adaptado en toda España para seguir atendiendo los proyectos en curso y apoyar necesidades surgidas por la COVID-19
La pandemia de la COVID-19 comenzó de manera funesta para la delegación de Manos Unidas en Salamanca. El que fuera consiliario diocesano durante 20 años y voluntario de la ONG desde 1965, Fructuoso Mangas, falleció por el virus el 30 de marzo. Unos días antes, «el 28 de febrero, llevamos a cabo nuestra acción más importante, la Operación Bocata, a la que vino incluso la presidenta nacional. Llevamos 40 años haciéndola para recaudar fondos para los proyectos». Ese día «Fructuoso ya estaba mal, decía que tenía gripe, pero llevaba con ella 15 días», rememora Mercedes Marcos, presidenta de la delegación. No ha sido la única muerte que han tenido que lamentar. También «falleció una voluntaria», asegura Marcos, quien dos días antes del confinamiento decidió cerrar la sede.
La clausura provocada por la pandemia se llevó por delante la entrega de premios de la XI edición del Festival de Clipmetrajes, que en su fase de Castilla y León fue coordinada en esta ocasión por Manos Unidas Salamanca. «De hecho, no hemos podido entregar los premios físicamente hasta hace poco», subraya la presidenta de la delegación.
También se ha tenido que suprimir la segunda acción de captación de fondos más importante: una exposición bienal en la que algunos artistas salmantinos, sensibilizados con la causa de Manos Unidas, donan una de sus obras para recaudar fondos. «Tocaba celebrarla este año, pero no lo vamos a hacer por la pandemia».
Lo que no se ha cerrado ha sido el trabajo. «El mandato de “dadles vosotros de comer” no caduca», afirma Marcos, que ha estado trabajando desde casa durante los meses más duros del confinamiento y que ahora acude un día a la semana a la delegación. «Hemos impuesto una limitación de cuatro personas en la sede».
Tampoco se ha cerrado la solidaridad salmantina, que en el año de la pandemia donó más de 520.000 euros. En este 2021 las esperanzas están puestas en el día del ayuno voluntario, que se celebrará este 12 de febrero, y en la colecta especial para Manos Unidas del día 14.
La COVID-19 no solo ha cambiado la dinámica de trabajo de Manos Unidas, sino que también ha modificado el tema sobre el que va a incidir la ONG durante el 2021. «Estamos en el tercer año de un trienio dedicado a los derechos humanos», pero «lo hemos reconducido ante el impacto del coronavirus en el mundo», asegura Clara Pardo. «Hay estimaciones de la FAO de que las personas que pasan hambre puede aumentar en 100 millones de personas este año, lo cual es absolutamente dramático». Por ello, la campaña anual de Manos Unidas, que se presentó este miércoles en la Asociación de la Prensa de Madrid y que lleva por lema Contagia solidaridad para acabar con el hambre, se va a centrar, de nuevo en la lucha contra esta lacra. «No podemos olvidar que el hambre y la pobreza son una pandemia mucho mayor que la COVID-19», asevera Pardo. «Nuestras fundadoras hace 62 años ya lucharon contra el hambre y, desgraciadamente ahí, seguimos», concluye.
136 proyectos
En la sede nacional también se anticiparon al confinamiento y, «afortunadamente, el 6 de marzo prohibimos viajar». Después llegó el teletrabajo y «distribuimos ordenadores para continuar con nuestra labor desde casa», asegura Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas. El trabajo no se resintió. «Yo recuerdo que cuando empecé a trabajar en Manos Unidas una carta tardaba un mes en llegar, pero ahora con la tecnología te conectas directamente. Eso nos ha permitido estar en continuo contacto con los socios locales».
Lo que sí hubo que hacer fue adaptarlo, porque «algunos proyectos se detuvieron temporalmente. Muchos países tenían un confinamiento domiciliario y en esas circunstancias, por ejemplo, no se puede construir un colegio». Además, se hizo una campaña de emergencia ante la COVID-19. «Se atendieron 136 proyectos, la mitad para conseguir recursos como geles o mascarillas y la otra mitad basados en la alimentación. Cuando tienes una economía de subsistencia, comes lo que recolectas al día, y si te confinan, te quitan la posibilidad de comer».