«Hay mucho que decir más allá del no al sexo»
Una educación afectiva y sexual saludable es el objetivo de programas como Yiós o Teen Star, que ofrecen «una formación libre de complejos y de prejuicios en el lenguaje de los jóvenes, para que lo entiendan bien»
«Está enseñando el Kamasutra a niñas de 12 años», exclamaba una madre la semana pasada a la salida del concierto de Aitana. La cantante catalana acaba de empezar su última gira y su coreografía, explícitamente sexual, ha suscitado la polémica entre muchos progenitores que no contaban con que sus hijos fueran testigos de bailes así. Esta controversia ha sacado a la luz la escasa e insuficiente educación afectiva y sexual de niños y adolescentes en España, porque apenas cuentan con referentes en este ámbito y, por contrapartida, están cada vez más amenazados por el fenómeno de la pornografía.
Así, según un reciente informe de Save the Children, el 62,5 % de los adolescentes de 13 a 18 años en España ya ha accedido a la pornografía, aunque la media de acceso a estos contenidos se sitúa ya en los 11 años. Mientras tanto, desde las instituciones públicas se insiste en ofrecer educación sexual a los menores, pero las cifran muestran que la edad de inicio en la actividad sexual es cada vez más temprana, al mismo tiempo que el uso del aborto como anticonceptivo está creciendo entre las mujeres jóvenes. En esta línea, aumentan los casos de violencia sexual entre menores, incluida la última variante de difundir fotografías de chicas desnudas producidas por inteligencia artificial.
«Está claro que los adolescentes quieren saber más sobre un asunto que les interesa mucho, pero no vale todo», afirma Belén Martín, directora de Yiós, una iniciativa de Regnum Christi que ofrece este tipo de formación a estudiantes de Bachillerato, entre otros ámbitos. Durante seis días, los adolescentes comparten una convivencia basada en los principios de la teología del cuerpo de san Juan Pablo II. «Aterrizamos con las catequesis sobre el amor humano en primer lugar, para saber quiénes son y que, a partir de ahí, elaboren sus relaciones con los demás», explica Martín. Para la directora de Yiós, la formación en este ámbito «es absolutamente necesaria incluso antes, cuando son niños». Además, lejos de verla «como una represión», la sexualidad entendida en este marco «es un sí enorme a la vida, al propio cuerpo y a las relaciones con los otros», por lo que «hay mucho que decir más allá del no al sexo». Belén Martín añade que «los últimos tres Papas han hablado claramente de la sexualidad como de un tesoro, por lo que hay que ponerse las pilas para dar una formación bien fundamentada sobre afectividad y sexualidad». En su opinión «hay que aprender a transmitir nuestro mensaje sin complejos, algo que en el pasado puede que no hayamos hecho bien. Hace décadas quizá no era tan positivo y sí más represivo, pero nuestra tarea es proponerlo hoy libre de complejos y de prejuicios, y además en el lenguaje de los jóvenes, para que lo puedan entender bien».
En este sentido, las charlas en Yiós las dan jóvenes apenas unos años mayores que los adolescentes a los que hablan. Junto a la formación, ofrecen también su experiencia personal, hasta el punto de que uno de los menores, al salir del curso, llamó a un amigo para decirle que iba a permanecer virgen hasta el matrimonio: «Se lo he oído decir a un pavo ¡y era un tío normal!», exclamaba. «Los jóvenes pueden hablar a otros jóvenes con el convencimiento de que es posible vivir una vida apasionada en medio de su ambiente», dice Martín. «Es un mensaje que va a la cabeza, al corazón y a la voluntad», añade.
«Enamorarse no es tener sexo»
En España funciona desde hace 25 años la iniciativa Teen Star, creada para ofrecer una educación afectiva y sexual sana en menores desde 6 hasta 18 años, según su nivel y capacidad de entendimiento. Actualmente sus monitores trabajan en colegios, parroquias y grupos de jóvenes en el 75 % de las diócesis españolas. Los colegios diocesanos en Segorbe son dos de esos centros. Una de sus directoras pedagógicas, Ana Pascual, señala que cuando era pequeña «no existía este tipo de educación, pero ahora es imprescindible». Después de fijarse en otros centros educativos de España que hacían esta apuesta, decidieron adoptar Teen Star «ante los retos del contexto en el que viven los estudiantes».
La formación que ofrecen está adaptada a las edades de los alumnos: «En Infantil ofrecemos cuentos de vez en cuando, no como un pegote, sino como un elemento fundamental de su formación». En Primaria y en Secundaria el programa se desarrolla en tutorías personalizadas y en actividades de grupo. Poco a poco «se van dando cuenta de los indicadores físicos que les manda su cuerpo y que están ligados a sus sentimientos». Todo ello «es necesario nombrarlo, sin pudor pero con respeto siempre», afirma.
Así, a la hora de escuchar las canciones de moda «se les van muchos mitos, entienden mejor de lo que hablan y son capaces de discernir que enamorarse no significa invariablemente tener relaciones sexuales». En este punto, los menores españoles «están un poco confundidos por la cantidad de canciones que oyen y la de series que consumen». Por eso, la educación afectiva saludable que les ofrecen «supone para muchos ir contracorriente», algo para lo que la sinergia con la familia es capital.
«Nosotros no decimos nada de todo esto sin informar previamente a los padres», afirma la directora pedagógica de los colegios diocesanos en Segorbe, «y hasta el momento nadie ha presentado ninguna objeción». Todo ello influye en que «los chicos conocen, sin imposiciones, otro punto de vista distinto al de su entorno», dice Ana Pascual, por lo que, al final, «son capaces de gestionar de manera crítica todo lo que ven y lo que oyen».