Hacia la alegría. La ciudad como símbolo de lo que somos, y en lo que nos hemos convertido - Alfa y Omega

La ciudad como símbolo de lo que somos y en lo que nos hemos convertido. La ciudad con sus paradojas, sus contrastes y su inercia. La ciudad como contenedor de publicidad y no como lugar en el que ser, en el que crecer. Las ciudades que ocultan angustia, dilemas existenciales, límites dentro de los límites.

Foto: Ros Ribas

Un hombre –interpretado magistralmente por Pedro Casablanc– se levanta en mitad de la noche, en las horas donde la verdad es la verdad, movido por una especie de presentimiento que le empuja a vestirse y salir a recorrer las calles, hasta llegar a correr por la ciudad. Es un arquitecto que ha perdido la energía espiritual necesaria para la creación artística. Así comienza Hacia la alegría, nuevo texto de Olivier Py, director del Festival d’Avignon, que él mismo dirige en La Abadía.

Arranca el lúcido y existencialista monólogo interior del único personaje, que va acompañado por un sugerente juego de objetos y sombras, sensaciones y luces, junto a la música en directo de un cuarteto de cuerda, obra de Fernando Velázquez, compositor de bandas sonoras (Ocho apellidos vascos, Lo imposible). Un viaje interior lleno de anhelo auténtico en el que los temas que se entrecruzan innumerables veces en su vómito de palabras son “correr para saber, correr para ser”, esa necesidad de despojarse de una vez por todas de lo artificioso y superfluo para esperar una revelación sobre lo que somos, sobre lo que sea el sentido, o el meollo del sentido del ser, del existir; y por otro lado la crítica a nuestra ansia de “deseos inútiles”, en el fondo la querencia del Paraíso.

Foto: Ros Ribas

De los barrios más ricos, hasta los centros comerciales atestados de cosas y de publicidad de más cosas, y luego los barrios depauperados, testigos de nuestra irresponsabilidad y nuestra falta de solidaridad, para acabar llegando a los equipamientos inaugurados y abandonados por la desidia, o por la desvergüenza.

La experiencia espiritual del empuje hacia lo más originario, desde la conciencia de la polis hasta la revelación casi mística, a través de la noche, la ciudad a solas mientras todos duermen, el mundo desde la luz de las horas de la madrugada. Un largo monólogo y una grandísima interpretación. Una metáfora que han usado otros con lucidez extraordinaria (Juan de la Cruz), o que acaba en el juego de sombras más primitivo como el mito de la caverna (Platón), para llegar desde la desnudez del corazón a la alegría.

Foto: Ros Ribas

Hacia la alegría forma parte del proyecto europeo Cities on Stage/Ciudades en Escena, colaboración internacional que centra la mirada teatral sobre la ciudad: como fenómeno y síntoma de la modernidad, como un viaje iniciático, hasta convertir la obra en un objeto de meditación pura, en la que tiene también un especial protagonista en la escenografía rotunda, minimalista y estéticamente impecable.

Hacia la alegría

★★★★☆

Teatro:

Teatro La Abadía

Dirección:

Calle Fernández de los Ríos, 42

Metro:

Quevedo

OBRA FINALIZADA