Guía para entender lo que ocurrirá tras la fumata blanca

¿Hay Papa en cuanto se alcanzan los votos necesarios?

No. En ese momento, el último de los cardenales diáconos, George Jacob Koovakad, convoca —con una campanilla— a la Capilla Sixtina al secretario del colegio de los cardenales y maestro de las celebraciones litúrgicas, Diego Ravelli, y a dos ceremonieros. En su presencia, el cardenal decano o en este caso, el primer elector —Pietro Parolin— le pregunta: «¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?». Solo cuando responde «acepto» es final la elección.

A continuación, le pregunta «¿cómo quieres ser llamado?». Javier Martínez-Brocal, corresponsal de Alfa y Omega en el Vaticano y autor de Cónclave explica que «se supone que en cuanto acepta va a dar su nombre», sin demasiado tiempo para pensarlo. Eso sí, «tiene margen para aceptar si ser Papa o no».

En caso de que el primer elector, Parolin, fuera el elegido, la pregunta se la haría el siguiente por precedencia, en este caso el cardenal Fernando Filoni. Tras la aceptación, el maestro de las celebraciones litúrgicas, que actúa como notario, con dos ceremonieros de testigos, levanta acta de la aceptación.

A partir de ese momento, ya es «Obispo de la Iglesia romana, verdadero Papa y cabeza del colegio episcopal», afirma Universi Dominici gregis, la normativa que regula el cónclave. Solo en el caso de que el elegido no fuera obispo, tendría que ser ordenado antes para poder afirmar que hay Papa. Esta ceremonia tendrá lugar «inmediatamente» y la presidirá el decano del colegio cardenalicio o, en su ausencia, el vicedecano. Como ninguno de los dos está participa en el cónclave, sería el más antiguo del cardenal obispo, Parolin.

¿Qué es lo primero que hace el nuevo Papa?

Pasa a la llamada Sala de las Lágrimas, aunque «Francisco dijo que para él no lo fue, sino que estaba muy tranquilo», matiza Martínez-Brocal. Allí se reviste por primera vez con la sotana blanca, preparada para él en varias tallas, junto con otra ropa necesaria, además de zapatos, muceta y estola púrpuras —que el Papa argentino decidió no usar—.

¿Cuándo se hace la fumata blanca?

El encendido de la estufa para anunciar a los congregados en la plaza de San Pedro —y a todos los que lo siguen por los medios— que ya hay Papa ocurre mientras este se reviste.

¿Qué pasa mientras el pueblo espera a conocer al Santo Padre?

Ya revestido, se produce el saludo de todos los cardenales. Jorge Mario Bergoglio no quiso que se realizara sentado y con los purpurados besándole el anillo, sino de pie, como un abrazo fraterno. En realidad, la modalidad de este gesto no está establecida en Universi Dominici gregis. Solo se afirma que «según las formas establecidas, se acercan para expresar un gesto de respeto y obediencia al neoelegido Sumo Pontífice». Martínez-Brocal añade que, aunque con esta decisión Francisco «no cambió nada formalmente, sí puede haber cambiado la cultura y el modo de hacer».

También hay un acto litúrgico de acción de gracias. «Y el Papa suele detenerse unos minutos en la Capilla Paulina para rezar ante el Santísimo antes de salir», apunta Martínez-Brocal. Cabe recordar que en este lugar ha estado el Santísimo reservado durante el cónclave, que ahí han permanecido en espera el maestro de las celebraciones litúrgicas y los ceremonieros y que ahí comenzó también la procesión hacia la Capilla Sixtina, bajo los frescos de san Pedro crucificado.

¿Cuánto tiempo pasa desde la elección hasta la bendición urbi et orbi?

«Desde la fumata blanca hasta el saludo desde el balcón de la logia suele pasar en torno a una hora, no más», explica Martínez-Brocal. En el caso de Francisco, transcurrieron exactamente unos 66 minutos entre el primer humo y el «habemus Papam». «Con Benedicto fue un poco más rápido», señala el corresponsal. Pero en este caso, «como son más cardenales para el saludo, imagino que tardará un poco más».

¿Cómo se producirá el anuncio del nuevo Papa?

El cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, sale al balcón de la logia de la basílica de San Pedro y exclama «Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam; eminentissimum ac reverendissimum Dominum, Dominum [y su nombre de pila] Sanctæ Romanæ Ecclesiæ cardinalem [y su apellido], qui sibi nomen imposuit [nombre pontificio]». Es decir: «Les anuncio un gran gozo: ¡tenemos Papa! El eminentísimo y reverendísimo señor, don [nombre], cardenal de la Santa Iglesia Romana [apellido], quien se ha impuesto el nombre [de] [nombre papal]».

A continuación, el Pontífice sale al balcón. Lo acompañan, según el protocolo, los cardenales más veteranos de cada orden: Mamberti como protodiácono, Vinko Puljić, como protopresbítero, y Parolin —o Filoni si el Papa fuera Parolin— como proto-obispo. Imparte la bendición urbi et orbi, antes de la cual es costumbre que pronuncie un breve saludo que lo da a conocer.

¿Cuándo termina el cónclave?

Salvo decisión en contra del nuevo Papa, se considera finalizado después del consentimiento del elegido. Por ejemplo, Francisco decidió prolongarlo hasta el día siguiente para poder cenar junto con los demás cardenales. Al día siguiente, presidió una Eucaristía con todos ellos en la Capilla Sixtina.

¿Cuándo empieza el pontificado?

«Desde que acepta puede tomar decisiones», asegura Martínez-Brocal. En los «dos o tres días siguientes» se espera que tome la decisión de restituir en sus puestos, al menos temporalmente, a los responsables de prácticamente toda la Curia, que habían cesado al morir el Papa anterior.

Pero desde el primer momento pueden acercarse a consultarle el sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra; el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher; «y cualquier otro que tenga que tratar con el Pontífice elegido cosas que sean necesarias en ese momento», según Universi Dominici gregis.

Diplomáticamente, su ministerio comienza con la Misa de inicio de pontificado, que hay que preparar desde el punto de vista de la diplomacia y el protocolo. Suele celebrarse en la semana siguiente: el 19 de marzo con Francisco, elegido el 13; y el 24 de abril con Benedicto XVI, elegido el 19. En los días siguientes, también tomará posesión de la basílica de San Juan de Letrán, su catedral.