Balance del Sínodo en las diócesis: «Ha dinamizado la pastoral tras la pandemia»
Tres responsables diocesanos –un laico, un sacerdote y un obispo– valoran la fase que ahora concluye
Pasamos revista a la fase diocesana del Sínodo en España –que se cierra este sábado con una asamblea en Madrid– con tres responsables del proceso en sus Iglesias particulares. Un laico en Zaragoza, un sacerdote en Sevilla y un obispo auxiliar en Canarias. Se trata de Ángel Llorente, Óscar Díaz y Critóbal Déniz, respectivamente.
¿Qué balance hace del camino sinodal?
Han participado 5.000 personas a través de 400 grupos sinodales. Ha habido un apoyo clarísimo del arzobispo y una respuesta muy buena del laicado en general y de las mujeres en particular. Estas han supuesto el 76 % de los participantes. Además, 1.100 personas han respondido a un cuestionario individual y online.
¿Cuáles son los temas que se han planteado?
Los laicos quieren y necesitan ser escuchados. El tema de la mujer es recurrente. Se pide más responsabilidad en las estructuras diocesanas. También se ha reclamado una liturgia más participativa, celebrativa y conectada con la vida; que las parroquias sean acogedoras y cercanas para homosexuales, víctimas de abusos, divorciados; que haya una opción preferencial por los pobres, y que se mejore la comunicación con nuevos lenguajes que aproximen la Iglesia a los jóvenes.
¿Qué balance hace del camino sinodal?
Quisimos que la convocatoria de esta iniciativa fuese no solo de arriba hacia abajo, sino también desde las bases. En la Misa de inicio participaron 2.500 personas. En total, ha habido 670 grupos que sumaron en torno a 11.000 personas. Se implicaron parroquias, movimientos, asociaciones, hermandades y profesores de Religión.
¿Cuáles son los temas que se han planteado?
Sobre todo, la importancia del encuentro, del diálogo y de la escucha. Se ha redescubierto una Iglesia viva y variada. A pesar de la gran diversidad, nos reconocemos en una misma familia. Se ha reflejado la necesidad de continuar con este proceso, de que la comunicación sea mucho más fluida dentro de la Iglesia, y luego cuestiones más repetidas como la escucha a los marginados y a colectivos minoritarios o el papel de la mujer.
¿Qué balance hace del camino sinodal?
Ha contribuido a dinamizar la vida de la Iglesia diocesana y la pastoral después de la parálisis de la pandemia. Ha habido al menos un grupo en el 80 % de las parroquias. En total, 3.000 personas.
¿Cuáles son los temas que se han planteado?
Se ha puesto el acento en la necesidad de ser una Iglesia abierta, misericordiosa, que se adapta a los cambios de la historia. También más corresponsable, participativa y menos clerical, que esté más presente en los problemas de la humanidad. Que cuide a las personas que se acercan por cualquier motivo y se creen espacios de escucha.