Guinea Ecuatorial: «Como si un huracán hubiera pasado por la zona»

«Como si un huracán hubiera pasado por la zona de la explosión» en Guinea Ecuatorial

Javier Rodríguez, hermano de La Salle, calcula que la cifra final de fallecidos tras la explosión de un arsenal en Bata (Guinea Ecuatorial) rondará los 200. «Mucha gente se ha marchado a los poblados del interior por miedo»

María Martínez López
Víctimas en Bata (Guinea Ecuatorial)
Traslado de una víctima en Guinea. Foto: EFE / EPA / José Luis Abocara Aguesomo

Guinea Ecuatorial vivió una tragedia el domingo cuando una serie de violentas explosiones en un un campamento militar causaron un centenar de muertos y más de 600 heridos en el barrio de Nkuantoma de Bata, la ciudad más poblada del país. Pero Javier Rodríguez, hermano de La Salle en un colegio cercano, calcula que la cifra de fallecidos «ha llegado a los 200», con muchos aún desaparecidos bajo los escombros.

Entre los fallecidos hay, añade, trabajadores inmigrantes de otros países como Camerún, Togo o Burkina Faso. Los primeros días, «los dos grandes hospitales estaban desbordados, con gente en los jardines, la entrada y la galería». Todo empezó a las 13:45 del domingo con una gran explosión, seguida de otra. Se fueron repitiendo «toda la tarde y la noche, hasta las seis de la mañana del lunes».

La fuerza expansiva de las mayores deflagraciones llegó hasta el colegio de La Salle, a siete u ocho kilómetros, «y rompió los cristales de la planta baja y hasta desencajó algunas ventanas». El Gobierno del presidente Teodoro Obiang ha achacado la tragedia a una «negligencia» en el manejo de los explosivos, aunque será difícil conocer todos los datos dado el carácter autoritario del Gobierno de Guinea (Obiang lleva casi 42 años en el poder) y la casi nula libertad de prensa: el país ocupa el puesto 165º de 180 a nivel mundial, según Reporteros Sin Fronteras.

Los religiosos abren sus puertas

La zona quedó totalmente arrasada, «como si hubiera pasado un huracán», continúa Rodríguez. «De las viviendas que había dentro del campamento militar no ha quedado nada». Fuera, en el barrio de Nkuantoma, se han visto «seriamente afectados» algunos bloques de viviendas sociales de cuatro o cinco plantas y muchas viviendas populares, de madera y techos de planchas de metal. «Las casas de varios de nuestros profesores están destrozadas».

Tanto una comunidad de salesianos como las Hermanas del Santo Ángel han acogido a algunos de los afectados en sus colegios. La fundación Hermanos Martínez, vinculada a una cadena de supermercados local, «ha tomado bastante protagonismo» en el reparto de ayuda, en el que también se ha implicado otra entidad vinculada a la mujer del presidente, Teodoro Obiang. Pero la oposición ha denunciado la inacción del Gobierno.

Este, de momento, ha decretado tres días de luto oficial y ha anunciado un plan de ayuda de 0,8 millones de euros, pero en los primeros días no se ha visto mucha ayuda concreta «que esperábamos», como la apertura de grandes edificios oficiales para acoger a los damnificados. Se espera la llegada también de un envío de ayuda humanitaria desde España, mientras la ONU prepara más apoyo.

«Les aterra volver a casa»

En el barrio, las necesidades de momento no son tantas como se esperan en el futuro. «Muchas personas han regresado a sus poblados del interior del país» por miedo a que pueda ocurrir algo parecido con el resto del arsenal del campamento militar. «Se comentaba que de ser así podría afectar a toda la ciudad», apunta el hermano de La Salle.

Entre los que se han marchado de la ciudad hay muchos alumnos suyos. «He hablado con ellos y me decían que les daba terror hasta volver a casa a recoger sus cosas». El lunes, hubo una falsa alarma y mucha gente de la zona se concentró en el paseo marítimo. «Hubo incluso gente que estaba ingresada en los hospitales y se fueron sin que les hubieran dado de alta». Pero, antes o después, «esa gente acabará regresando».

La congregación de La Salle ha ofrecido su colegio como alojamiento provisional para quien lo necesite, sin que de momento nadie haya querido desplazarse hasta allí. De momento no están dando clases «porque la explosión ha coincidido con un confinamiento por la pandemia». Debía durar hasta este viernes «y retomar las clases del lunes, pero imagino que el viernes nos dirán si realmente es así». Después de unos pocos arreglos el edificio está ya dispuesto, «y si hay que reanudar el curso lo haremos» aunque falten algunos alumnos y profesores.