Gioconda Belli y Sergio Ramírez sueñan con volver a una Nicaragua «con las iglesias abiertas»
Durante un homenaje en Casa América, los escritores nicaragüenses subrayaron el momento de «desquiciamiento» y «absoluta debilidad» del régimen de Daniel Ortega
La Casa América rindió homenaje este miércoles 22 de marzo a los escritores nicaragüenses Sergio Ramírez y Gioconda Belli «por su valiosísima obra literaria», pero también «por su compromiso cívico con los derechos humanos en Nicaragua», subrayó Enrique Ojeda, director general de la entidad, en su bienvenida al numeroso público que se congregó para escuchar a los ponentes. Una labor que les ha costado a ambos el destierro.
«Es realmente duro estar en el exilio, despojados de la nacionalidad», confesó Belli al mismo tiempo que aseguró sentirse reconfortada por la «enorme solidaridad que hemos recibido» y por el hecho de que, «cuando los tiranos estén muertos, yo seguiré apareciendo en mis libros como poeta nicaragüense».
Ramírez, por su parte, tiró de humor y recordó que él ya «tenía un cierto entrenamiento en el exilio». De hecho, el escritor tuvo que marcharse a Costa Rica durante la dictadura de Somoza, pasó también por Alemania y ahora se encuentra en España, donde admitió sentirse en un primer momento «desconcertado». «Iba de un lado para otro hasta que encontré el lugar donde vivimos actualmente», confesó.
Ambos advirtieron de que la retirada de la nacionalidad nicaragüense dictaminada por el régimen de Daniel Ortega contra ellos y otras 300 personas revela el «desquiciamiento, como dice el Papa», de un Gobierno que se fundamenta exclusivamente «en la violencia y en el miedo», dijo Gioconda Belli.
Para Ramírez esta medida es «una muestra absoluta de debilidad», que soñó en alto con un regreso a una Nicaragua en libertad: «Esa en la que los medios no estén confiscados, en la que Carlos Fernando Chamorro pueda estar informando, en la que el diario La Prensa esté abierto, Radio Xorporación hablando, las iglesias abiertas, Silvio Báez oficiando Misa y Rolando Álvarez en Matagalpa con todos sus sacerdotes».
Mientras tanto, los dos agradecieron las ofertas de numerosos países para otorgarles la nacionalidad. De entre todos ellos, destacaron a Chile y a su presidente, Gabriel Boric, quien afirmó, recordó Ramírez, que «las violaciones de derechos humanos no tienen color político» y «hay que denunciarlas en todos los casos». Asimismo, subrayaron el papel que ha tenido España, que fue el primer país en mostrarles su apoyo.