Geralda se convirtió al catolicismo gracias a Francisco

Geralda se convirtió al catolicismo gracias a Francisco

Inspirada por el Papa argentino, comenzó a hacer voluntariado con la Comunidad de Sant’Egidio a pesar de ser atea. Se terminó bautizando tres años después

María Martínez López
Xhameta (segunda por la derecha) sentada en una mesa con amigos de Sant'Egidio durante una fiesta.
Xhameta (segunda por la derecha) con amigos de Sant’Egidio durante una fiesta. Foto cedida por Geralda Xhameta.

Geralda Xhameta está deseando encontrarse este jueves con sus amigos de la calle de la Comunidad de Sant’Egidio y que le cuenten cómo vivieron las exequias del Papa, en las que tuvieron un papel especial pero a las que no pudo asistir. Lo ha sentido mucho, porque gracias a Francisco se convirtió al catolicismo. «Yo era atea, pero cuando eligieron a Francisco me atrajo mucho por lo abierto que era; por su voluntad de respetar y hablar con todos, también con miembros de otras confesiones religiosas», comparte con Alfa y Omega. Esto resonó en ella por su contexto personal: su familia, creyente pero no cristiana ni practicante, es albanesa. «Allí se utilizó la religión para dividir a la gente. Yo pensaba que debía servir para unirla».

El nuevo Pontífice además la conmovió —como a «muchos jóvenes y no creyentes»— «por su dedicación a los pobres y los que sufren. Era como si me hablara a mí». No solo lo admiraba, sino que «me animó a hacer yo misma voluntariado». Solo unos meses después de la elección del Santo Padre se unió a un grupo de estudiantes de su universidad, La Sapienza, que llevaban la cena a personas sin hogar con la Comunidad de Sant’Egidio.

En estas visitas a los «amigos sintecho», tuvo ocasión de hacer lo mismo que admiraba del Papa: ayudar a la vez que entraba en diálogo con todos, incluidas personas de diferentes religiones. Esta labor se podía haber quedado simplemente en un voluntariado como el que hacen tantos no creyentes en organizaciones católicas. Pero para Xhameta fue el inicio de un camino.

«Los miembros de la comunidad rezaban juntos y leían la Biblia. Me invitaban y empecé a ir», aunque «al principio no estaba muy interesada en creer», recuerda. Sin embargo, escuchar al Papa Francisco y «su forma de hablar de Dios», a la vez que veía cómo en Sant’Egidio «vivían la Palabra como el centro de todo y la hacían concreta» en su atención a los demás despertó su interés por «leerla y entenderla». Le pidió ayuda a Massimiliano Singifredi, responsable de Jóvenes de la comunidad, quien la puso en contacto con un sacerdote. «Lo más importante fue que me acogieran siendo atea, con mis dudas. No estaban interesados en convencerme sino en intentar responderlas». Terminó pidiendo prepararse para el Bautismo y lo recibió en la Vigilia Pascual de 2016.

«Quienquiera que sea su sucesor estará bien»

Desde entonces, ha seguido vinculada a Sant’Egidio. A sus 36 años, se dedica sobre todo al voluntariado con personas sin hogar, con niños y con adolescentes. En momentos especiales como Navidad y Pascua visita las cárceles y también ha ido a ayudar durante algunos veranos a los campos de refugiados de la isla griega de Samos.

La muerte de Francisco el 21 de abril pilló a Xhameta desprevenida. «Pensaba que ya había pasado lo peor y se estaba recuperando», confiesa. Ese mismo día se juntó con otros miembros de la comunidad para rezar por él. Participaron además los sintecho con los que trabajan. «Algunos habían llegado a conocerlo y lo sentían como un amigo». Fue un día triste, pero «orar juntos nos consoló». Sobre su sucesor, espera que sea alguien «similar y que continúe lo que ha iniciado. Pero quienquiera que sea estará bien». Y subraya: «Mi conversión comenzó con Francisco pero no fue solo por él. En lo que yo creo es en la Palabra de Dios».