En psiquiatría clásica, los sentimientos de culpa se consideran, a menudo, como una patología; pero, normalmente, si se tienen sentimientos de culpa es, sencillamente, porque se ha incurrido en una culpa. Advertir los propios errores es un acto de conocimiento y de humildad; la perfección cristiana no es la ausencia de errores. La Iglesia aporta una liberación: recomienda la confesión frecuente. Es normal y humano cometer pecados, y la absolución sacramental tiene también una eficacia psicológica, un notable alivio.