Gentes: Juan Manuel de Prada, escritor (en ABC)
Que se llame liberalizar los horarios comerciales a decretar que los comercios puedan abrir las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana demuestra hasta qué extremo se han subvertido las jerarquías humanas y divinas. Nos recuerda Benedicto XVI, en Sacramentum caritatis, que el descanso contemplativo del domingo cristiano supone «una relativización del trabajo: el trabajo es para el hombre, y no el hombre para el trabajo».
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