Gentes: Enrique García-Máiquez, escritor (en Diario de Cádiz)
A los 21 cristianos coptos egipcios los han matado por creer lo mismo que nosotros: que Dios es Amor y familia trinitaria, que la Virgen es Madre de Dios y que nosotros gozamos de la libertad de los hijos de Dios. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y esas decapitaciones nos las hacen en Él a nosotros.
Santo Tomás Moro explicaba que un hombre puede muy bien perder su cabeza y no sufrir daño alguno: ése ha sido el caso de los mártires coptos, que murieron rezando. A nosotros nos toca ahora guardar, defender y vivir la fe que les hace inmunes.
Edición impresa