El párroco de La Paloma explica lo ocurrido: «No dio tiempo más que a advertir un extraño olor a gas» - Alfa y Omega

El párroco de La Paloma explica lo ocurrido: «No dio tiempo más que a advertir un extraño olor a gas»

A través de la web de la parroquia, Gabriel Benedicto ha compartido un mensaje en el que agradece «las numerosas muestras de cariño y de cercanía que está recibiendo»

Infomadrid
Foto: Europa Press / Eduardo Parra.

A través de la web de la parroquia Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, el párroco Gabriel Benedicto ha compartido un mensaje en el que agradece «las numerosas muestras de cariño y de cercanía que está recibiendo» desde que se produjera la explosión en un edificio parroquial.

En el texto detalla que «todo lo ocurrido se produjo en un lapso tan breve que no nos dio tiempo ni siquiera a ser conscientes de lo que estaba pasando». «Fuimos seis personas las que percibimos, en apenas unos minutos, un extraño olor a gas en cuatro puntos distintos: patio, planta cero, planta quinta y planta sexta. Pero no dio tiempo a nada más que a advertir ese olor», señala el también vicario de la Vicaría VI.

Según relata, ni los fallecidos David Sanz ni Rubén Pérez Ayala ni ninguno de los demás tuvieron tiempo de intervenir. «Solamente, como cualquier persona preocupada por el olor a gas, intentaron conocer la causa, seguir el rastro, sin manipular en ningún momento ninguna de las calderas», remarca.

«Que el Señor consuele en lo profundo a todos los familiares de las víctimas»

En espera de las investigaciones en curso y en permanente comunicación con las autoridades para «esclarecer cuanto antes la verdad y la secuencia de los hechos», el sacerdote recuerda a los cuatro fallecidos y a todos los afectados, con palabras especiales para el joven sacerdote y el feligrés, muy vinculados a la parroquia: «No tengo más que agradecimiento por haber sido testigo de la vida de estos dos grandes amigos. Estaban siempre juntos y así les encontró la muerte».

Rubén fue un «gran compañero y amigo», con el que Benedicto vivió «el confinamiento de la pandemia en familia, celebrando la Eucaristía diariamente». «He conocido su fuerza en la debilidad, su paciencia al obedecer, su sentido del humor, su agudeza. Lo sentíamos como un hermano», asevera.

Por su parte, David fue un «catequista de adolescentes, padre ejemplar, dispuesto siempre a entregar su tiempo día y noche». «La gratuidad y la alegría eran sus notas características. Nunca le vi dejar de entusiasmarse por todo: muy enamorado de Sara, devoto de la Virgen, fanático del Atleti», señala.

El párroco concluye pidiendo al Señor «que consuele en lo profundo a todos los familiares de las víctimas» y confía en «que la tribulación dé paso a la esperanza».