Francisco pide a los premios Nobel que extiendan por el mundo «la espiritualidad de la fraternidad»
Ha recibido a los participantes en el Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana promovido por la Fundación Fratelli Tutti
El Papa ha recibido a los premios Nobel que, junto a las distintas personalidades de ámbitos como el deporte o la empresa, participan desde este viernes en el segundo Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana, organizado por la Fundación Fratelli tutti, bajo el título BeHuman. Es la segunda edición de estas jornadas diseñadas para promover principios como la paz o la convivencia que Francisco plasmó en la encíclica Fratelli tutti.
«En un planeta en llamas, os habéis reunido en el intento de insistir en vuestro “no” a la guerra y “sí” a la paz, testimoniando la humanidad que nos une y nos permite reconocernos como hermanos, en el don recíproco de las respectivas diferencias culturales». Con estas palabras ha saludado el Pontífice a los participantes en esta cita, nombres como los ganadores del Premio Nobel de la Paz Dmitrji Muratov, editor de Novaja Gazeta; Jody Williams, Tawakkol Karman, Maria Ressa, Leymah Gbowee, Rigoberta Menchù Tum y Muhammad Yunus. También han acudido a la llamada de Francisco personalidades deportivas como Tom Brady, el famoso jugador de fútbol americano; o el CEO de la compañía automovilística FIAT, Olivier François.
Distribuidos en distintos grupos de trabajo, su tarea ha consistido en recopilar las ideas preparadas durante meses para articularlas en propuestas destinadas a la sociedad civil y centradas en la dignidad de la persona. El Papa les ha sugerido que, a partir de su trabajo, quizá se pueda elaborar «una Carta de lo humano que incluya, junto a los derechos, también comportamientos y las razones prácticas de lo que nos hace más humanos en la vida».
Francisco ha recordado ante sus invitados las palabras de otro nobel de la Paz, Martin Luther King, cuando decía que el hombre ha aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no ha aprendido a vivir como hermano del prójimo. Por eso, se ha preguntado cómo lograr una convivencia que sea «realmente humana».
Ha tomado el relato evangélico del buen samaritano como ejemplo de que es posible convivir y ser hermanos el uno del otro cuando se adopta «la actitud clave que propone Fratelli tutti: la compasión». Los ha animado, por tanto, a proseguir con su trabajo que quizá no es noticia como las guerras, pero que ayuda al mundo a vivir mejor «mucho mejor de lo que podemos darnos cuenta».
Así, a los nobel de la Paz les ha pedido especialmente que continúen con su labor, con el trabajo hecho el año pasado durante en el primer Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana en el Vaticano: «Os pido que sigáis adelante para hacer crecer esta espiritualidad de la fraternidad y para promover, con vuestra acción diplomática, el papel de los organismos multilaterales».
Antes de despedirlos, el Santo Padre ha querido insistir en su mensaje de los últimos tiempos ante conflictos como el de Ucrania o el de Oriente Medio, es decir, que «la guerra es un engaño y siempre es una derrota», así como es un engaño «la idea de una seguridad internacional basada en la disuasión del miedo». Ha destacado que «para garantizar una paz duradera es necesario volver a reconocerse en la común humanidad y poner en el centro de la vida de los pueblos la fraternidad. Solo así conseguiremos desarrollar un modelo de convivencia capaz de dar un futuro a la familia humana».
Por último, Francisco ha recordado en su discurso que «la paz política necesita de la paz de los corazones para que las personas se encuentren en la certeza de que la vida vence siempre sobre cualquier forma de muerte».