Francisco pide a los médicos del Bambino Gesù no «sacrificar» nunca «la amabilidad ni la ternura»
El Papa se ha reunido con los sanitarios de este hospital pediátrico por el centenario de su donación al Vaticano
«Os confieso que, cuando vengo al Bambino Gesù, tengo dos sentimientos contradictorios: dolor por el sufrimiento de los niños enfermos y de sus padres, pero al mismo tiempo una gran esperanza al ver todo lo que allí se hace para curarlos», ha dicho el Papa Francisco en la mañana del 16 de marzo al personal del hospital pediátrico Bambino Gesù que lo ha visitado en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Debido a sus problemas de voz, ha sido Filippo Ciampanelli, oficial de la Secretaría de Estado, el encargado de leer su discurso. En su texto, Francisco ha recordado cómo la donación de las instalaciones hace 100 años por la adinerada familia Salvati fue aceptada por Pío XI, «que vio esta obra como una expresión de la caridad del Papa y de la Iglesia hacia los niños enfermos». «Desde entonces se conoce como el hospital del Papa», ha apostillado.
El Pontífice se ha detenido en «el regalo» que supone esta instalación. «Es fundamental en su historia y vocación los valores de gratuidad, generosidad, disponibilidad y humildad», ha subrayado. Y ha narrado una tierna anécdota, «el gesto de los hijos de la duquesa Arabella Salviati que, al principio de esta historia, dieron a su madre su hucha para construir un hospital para niños». Según Francisco, el episodio muestra «que esta gran obra también se basa en donativos tan humildes como los de estos chicos».
El Papa ha elogiado «la generosidad de los numerosos bienhechores» vinculados al Bambino Gesù y gracias a los que el pueblo costero de Passoscuro, cerca de Roma, cuenta con un centro de cuidados paliativos para pacientes muy jóvenes. Ha recordado que esta apuesta por «el regalo» se trasluce también en «la acogida de niños necesitados de todo el mundo, ofrecida sin distinción de condición social, nacionalidad o religión». Actualmente ya son nueve los niños provenientes de Gaza internados en este centro.
Cuidar a las personas
El segundo valor en el que ha querido detenerse el Papa es «el cuidado». «Es la respuesta concreta que dais a las sentidas peticiones de ayuda de las familias que solicitan la asistencia de sus hijos y, cuando es posible, curación». Francisco les ha pedido seguir «cultivando» la «excelencia en la investigación médica» para «ofrecer lo mejor de vosotros mismos» y atender a los pacientes con enfermedades graves o raras. Asimismo les ha animado a poner la ciencia «a disposición de todos» y continuar sus programas de formación de médicos y enfermeros en África, Asia y Oriente Medio.
El Pontífice ha recalcado un «elemento clarificador que nunca debe pasarse por alto, aunque sé que a veces trabajáis en condiciones difíciles». Ha encargado a los sanitarios ser siempre cercanos a las familias con que trabajan y no «sacrificar» nunca «la amabilidad y la ternura». «No hay cuidados sin relación, proximidad y ternura, a todos los niveles», ha sentenciado.
«Vidas que ayudan a la vida»
En tercer lugar, el Papa ha reivindicado «la comunidad». Y se ha hecho eco del lema del Bambino Gesù, que dice «vidas que ayudan a la vida». «Es hermoso porque habla de una misión llevada a cabo juntos», ha opinado. Y ha ubicado precisamente allí «vuestra verdadera fuerza y el requisito para afrontar los retos más difíciles».
Francisco ha recalcado cómo cada uno puede aportar algo al cuidado de los demás. «Para algunos, la dedicación de toda una vida; para otros, la entrega de su tiempo como voluntario». También «la donación de su sangre o su leche para los recién nacidos hospitalizados y cuyas madres no pueden proporcionársela». Pasando por la donación de órganos, «heroica» en el caso de los padres que consienten «la donación de los órganos de sus hijos que no lo consiguieron».
Finalmente, Francisco los ha bendecido a todos y emplazado a que «sigan adelante con esta obra bendita».