Francisco: «No nos cansemos de buscar a Cristo resucitado»
En el lunes del ángel, Francisco ha invitado a ancianos y enfermos a ser testigos de la «victoria de Cristo sobre el mal»
Este lunes de Pascua, el Papa Francisco ha pedido que «no nos cansemos nunca de buscar a Cristo resucitado, que dona la vida en abundancia a quienes lo encuentran». Al mismo tiempo, ha deseado «a todos la misma experiencia espiritual» de las mujeres, que en el encuentro con Jesús en la mañana del primer día de la semana «experimentan una gran alegría» y «la paz del corazón».
Lo ha hecho antes del rezo del Regina caeli el lunes de la Octava de Pascua es una tradición relacionada con la celebración en Italia del llamado «lunes del ángel», en el que se recuerda el encuentro de este con las discípulas que acudían al sepulcro. Ellas «no podían afirmar “ha resucitado”», solo que estaba vacío; porque hablar de la resurrección es una expresión que «va más allá de las capacidades humanas». «Solo podía decirlo un ángel, así como un ángel pudo decir a María “darás a luz un hijo y será llamado Hijo del Altísimo”».
El relato evangélico describe al ángel con aspecto de relámpago, vestiduras blancas como la nieve, y sentado sobre la piedra del sepulcro. Es decir, que la tumba no quedó al descubierto «por un fenómeno físico». Esto, ha explicado el Santo Padre, es una manifestación «concreta y visual» que habla de la «intervención de Dios mismo» y de su «victoria sobre el mal, de la victoria de Cristo sobre el príncipe de este mundo; de la luz sobre las tinieblas». Así, comienza «una nueva era, los últimos tiempos de la historia».
Alegrarnos con María
Ante esta intervención de Dios, según el Pontífice, son posibles dos reacciones. Los guardias, «utilizados para garantizar la aparente victoria de la muerte», son sacudidos interiormente porque «no pueden hacer frente al poder abrumador de Dios». Posteriormente, son corrompidos y aceptan dinero a cambio de dar un falso testimonio. «De nuevo el señor dinero dispuesto a vender la verdad de la resurrección», ha lamentado Francisco. Las mujeres, en cambio, pierden en seguida su miedo inicial porque el ángel las invita explícitamente a ello.
El Papa ha sugerido que «en estos días de Pascua sería bueno para nosotros repetir esto: “El Señor está vivo”». Es decir, «Cristo acompaña mi vida, Cristo está a mi lado. Cristo llama a la puerta de mi corazón para que le pueda dejar entrar». La alegría de esta certeza nos lleva a rezar a María: «Reina del Cielo, alégrate». La misma palabra, «alégrate», con la que la saludó el arcángel Gabriel en la Anunciación. «Ahora la alegría de María es plena: Jesús vive, el Amor ha vencido. ¡Que sea también nuestra alegría!».
Después de la oración mariana, el Papa ha saludado a todos los que la habían seguido a través de los medios de comunicación. Especialmente a los ancianos y enfermos que están en sus casas o en residencias. «A ellos les envío una palabra de ánimo y de agradecimiento por su testimonio. Estoy cerca de ustedes». Por último, se despidió invitándoles a «ser testigos de la alegría y la paz del Señor resucitado».