Francisco: «Los santos no son excepciones de la humanidad»
El Papa diserta sobre las virtudes en su catequesis semanal y pide recordar «la imagen de Dios impresa en todos nosotros»
«Todavía estoy un poco resfriado y he pedido a uno de mis colaboradores que lea la catequesis de hoy. Estemos atentos, pues nos podrá hacer mucho bien». Con la voz ronca ha saludado el Papa a los fieles congregados este miércoles en la plaza de San Pedro con motivo de la audiencia general. Siguiendo con su catequesis sobre los vicios y virtudes, y después de concluir la semana pasada las exhortaciones acerca de los pecados capitales, el Papa se ha centrado en la virtud, «aquello que se opone al mal».
«El ser humano está hecho para el bien», defendió el Papa, «y puede practicarlo haciendo que esta disposición sea permanente en su interior». Así, «esta maravillosa posibilidad» que pertenece al capítulo moral de las virtudes, es «el fruto de una larga determinación que requiere esfuerzo e incluso sufrimiento», ha aclarado Francisco.
«La persona virtuosa es aquella que no se deforma, sino que es fiel a la propia vocación, que realiza plenamente su ser», ha dicho asimismo. Por eso, «nos equivocaríamos si pensáramos que los santos son excepciones de la humanidad, una suerte de estrecho círculo de campeones que vive más allá de los límites de nuestra especie». En esta perspectiva, los santos «son aquellos que llegan a ser plenamente ellos mismos y llegan a realizar la vocación propia de todo ser humano».
«¡Qué mundo más feliz tendríamos si las virtudes fueran una normalidad compartida, y no una rara anomalía!», ha exclamado el Papa. Por eso, en estos tiempos «en los que a menudo nos encontramos con lo peor de lo humano», el trabajo de las virtudes «debería ser descubierto y practicado por todos». «Tenemos que recordar la forma en la que hemos sido creados: la imagen de Dios que está impresa en nosotros», ha abundado.
Yendo un paso adelante, el Papa ha recordado que el Catecismo de la Iglesia católica define la virtud como «una disposición habitual y firme para hacer el bien». No es por tanto «algo casual o episódico», pues «hasta los criminales han realizado alguna vez buenas acciones que permanecen en el libro de Dios», pero la virtud «es otra cosa», ha matizado el Papa. De esta manera, supone «una lenta maduración de la persona que acaba siendo una característica personal suya», es decir «un hábito de la libertad hacia la elección correcta en cada acción».
¿Cómo es posible entonces adquirir la virtud? El Papa ha respondido que «para el cristiano el primer auxilio es la gracia de Dios», para después referirse a «tantos cristianos han llegado hasta la santidad a través de las lágrimas al constatar que no podían superar ciertas debilidades». Para Francisco, «Dios ha completado esa obra buena que para ellos era tan solo un esbozo». «La gracia siempre precede a nuestro compromiso moral», ha recordado de nuevo en este sentido.
Junto a ello, el Papa ha recalcado que la virtud es un elemento «que crece y puede ser cultivado». Para que esto ocurra, «hay que pedir la sabiduría al Espíritu Santo», y luego viene «la buena voluntad de querer decidir bien». Solo así podremos embarcarnos «en este universo sereno que resulta desafiante pero que es decisivo para nuestra felicidad», ha concluido el Papa su catequesis.