Francisco: «Los padres que huyen con sus familias de las guerras son héroes» - Alfa y Omega

Francisco: «Los padres que huyen con sus familias de las guerras son héroes»

El Papa analiza en una nueva entrevista la figura de san José y el reto de la paternidad en tiempos de crisis económica y de pandemia

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Una pareja con su hijo en un campo de refugiados entre Serbia y Macedonia. Foto: Vatican News.

«Nunca he ocultado la sintonía que siento hacia la figura de san José. Creo que es algo que viene de mi niñez, de mi formación. Siempre he cultivado una especial devoción hacia san José porque creo que su figura representa, de una manera hermosa y especial, lo que debe ser la fe cristiana para cada uno de nosotros»: de este modo comienza la entrevista que el Papa Francisco ha concedido a los periodistas Andrea Monda y Alessandro Gisotti, del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, sobre la crianza de los hijos en estos tiempos de pandemia y el testimonio de san José como ejemplo para los padres de hoy.

Para el Papa, José «es el hombre concreto, el hombre que afronta los problemas con extrema practicidad, y ante las dificultades y los obstáculos nunca toma la posición de víctima, sino que se pone en la perspectiva de reaccionar, de corresponder, de confiar en Dios y de encontrar una solución de una manera creativa».

La figura del último patriarca es así, en medio de esta pandemia, «un testigo brillante en tiempos oscuros», en el que «hay muchas personas que sufren, muchas familias están en dificultad y muchos están asediados por la angustia de la muerte o de un futuro incierto».

En este sentido, este período histórico está marcado «por la incapacidad de tomar grandes decisiones en la propia vida», lamentó el Santo Padre, algo notorio cuando «nuestros jóvenes muchas veces tienen miedo de decidir, elegir, involucrarse».

La Iglesia «también es paterna»

Ante ellos, la Iglesia es tal «sobre todo cuando anima y hace posibles las grandes elecciones. Toda elección siempre tiene consecuencias y riesgos, pero a veces por miedo nos quedamos paralizados y somos incapaces de hacer nada y elegir nada». En este contexto, «el verdadero padre no te dice que todo siempre estará bien, sino que aunque te encuentres en una situación en la que las cosas no te irán bien podrás afrontar y vivir con dignidad incluso esos momentos».

Por este motivo, el Papa defiende que «debemos tener el coraje de decir que la Iglesia no solo debe ser maternal, sino también paternal, no paternalista», subrayando su capacidad de colocar a los hijos «en condiciones de asumir sus responsabilidades, de ejercer su libertad, de tomar decisiones. Si por un lado la misericordia nos sana y nos consuela, por otra parte nos impulsa a tomar decisiones y a remar mar adentro».

En un período en el que el desempleo ha golpeado muchos hogares en todo el mundo, Francisco afirma sentir «muy cerca» el drama de las familias que viven esta dificultad particular, especialmente agravada por la pandemia: «No es un sufrimiento fácil de afrontar el de no poder dar pan a tus hijos, y sentir la responsabilidad por sus vidas».

Paralelamente, el Papa también ha mencionado a «tantos padres y madres que huyen con sus familias de las guerras, que son empujados hacia las fronteras de Europa y más allá, viviendo situaciones de dolor e injusticia que nadie toma en serio o ignora deliberadamente. Quisiera decirles a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes porque encuentran el coraje de quien arriesga la vida por amor a sus hijos, por amor a los suyos».

La paternidad del sacerdote

En su entrevista con los periodistas vaticanos, Francisco también se ha referido al modo adecuado de ejercer la paternidad espiritual por parte de los sacerdotes, destacando que «un sacerdote no nace padre, sino que debe aprenderlo poco a poco. La fe cristiana es siempre un pasaje existencial que pasa por las relaciones, a través del testimonio de alguien». Por eso, «si un buen padre es tal es porque ayuda al niño a ser él mismo, haciendo posible su propia libertad y empujándolo a grandes decisiones, igualmente un buen padre espiritual no lo es cuando reemplaza la conciencia de las personas que confían en él o cuando domina la vida de los que les han sido confiados, sino cuando de manera discreta y firme a la vez firme logra indicar el camino y ayudar en el discernimiento».