Francisco José Prieto: «El peregrino no es un turista cualquiera, ni el Camino un viaje sin más»
El arzobispo de Santiago de Compostela habla sobre la ruta jacobea en la Fundación Pablo VI y la propone como «una vía de humanidad para una Europa cansada»
No se puede entender Europa sin el Camino de Santiago, ni esta ruta sin su sentido religioso. Esta es la premisa de la Cátedra de Estudios Europeos del Camino de Santiago, de la Fundación Pablo VI, que junto al Arzobispado de Santiago de Compostela destacado el papel de la ruta jacobea en la construcción de Europa y en la promoción de la cultura del encuentro. Así lo hizo también Francisco José Prieto, arzobispo de Santiago, durante su ponencia Los caminos de Dios y los senderos del hombre en el Camino de Santiago, que pronunció el pasado lunes en la sede de la fundación.
«En el Camino se hace realidad esa manifestación esencialmente humana del peregrinaje, que es el ser viator», dijo Prieto, para quien «estar siempre en camino es lo que da sentido al hombre». Se trata de un camino «que es una búsqueda de sentido sobre lo que soy, lo que sufro o lo que me ilusiona», un itinerario cuya meta es «el encuentro con el Padre». Por eso, «la peregrinación ha de ser una oportunidad para una sincera conversión», y así es como debe ser entendido y reivindicado ese camino, como un recorrido espiritual «hacia valores superiores y bienes mayores», dijo.
En este sentido, el arzobispo de Santiago recalcó que «el peregrino no puede ser un turista cualquiera, ni el Camino un viaje sin más». En cambio, es «una vía de humanidad y de humanización», una ruta que se necesita más que nunca «en una Europa que parece cansada y deprimida, por las guerras, la inquietud generada por la inteligencia artificial y la polarización política».
En medio de la división, «el camino demuestra que la humanidad es un proyecto común», abundó Prieto, quien recordó que los cristianos han de estar comprometidos «con la mejor política y con la fraternidad», de ahí que el Camino de Santiago sea también «una ocasión para el servicio al prójimo y para ofrecer al caminante el don de la fe».