«Francisco fue un padre para los presos» 

«Francisco fue un pastor de verdad, un padre para los presos», afirma Alfonso Vargas, voluntario de pastoral penitenciaria en España, que recuerda que el Pontífice fallecido «visitó 43 cárceles en todo su tiempo como Papa».

En todas estas visitas, Francisco «no quitó la gravedad de lo que cada uno había hecho, pero sí puso un poco de consuelo y apoyo en sus heridas». Asimismo recuerda que, «desde su primer Jueves Santo, lavó los pies de presos, incluyendo a una mujer musulmana, un gesto que nos muestra su filosofía de igualdad, misericordia y amor sin prejuicios».

Vargas también rememora como «lo más emotivo» en esta atención a los presos que en su último viaje fuera del Vaticano, en plena recuperación de una enfermedad grave, «quiso visitar una prisión para despedirse de los presos, donde volvió a recordar una de sus frases más conocidas: “¿Por qué ellos, y no yo”». En este sentido, Francisco «no exoneró a los internos de sus delitos, sino que se puso en su lugar, reconociendo que todos podemos cometer errores».

Por todo ello, Vargas opina que «Dios nos ha bendecido con un gran Papa, un Vicario de Jesucristo que despertó a la Iglesia y la llevó a un nuevo camino, lleno de esperanza y de nuevas oportunidades». Y asegura que «su misión en la tierra terminó, pero desde el cielo seguro que sigue cuidando a los presos, a sus familias, amigos y a todas las víctimas».