Francisco en Córcega: «Que la piedad popular no sea instrumentalizada con intereses excluyentes»
«Animo a los jóvenes a participar aún más activamente en la vida sociocultural y política, con el impulso de los ideales más sanos y la pasión por el bien común», ha señalado el Pontífice
Después de que el avión papal aterrizara en la mañana de este domingo en Ajaccio (Córcega), el Santo Padre se ha dirigido hacia el Palacio de Exposiciones y Congresos de la ciudad para dar el primer discurso de esta intensa visita de nueve horas a la isla mediterránea. En estas palabras de clausura del congreso sobre La religiosidad popular en el Mediterráneo, el Santo padre ha destacado cómo las tradiciones religiosas siguen influyendo en la vida de la gente y ha llamado a redescubrir la piedad popular como símbolo de la belleza y de una comunidad viva.
Sin embargo, también ha llamado la atención para «que la piedad popular no sea utilizada o instrumentalizada por grupos que pretenden fortalecer su propia identidad de manera polémica, alimentando particularismos, antagonismos y posturas o actitudes excluyentes», y ha advertido además de que la piedad popular no se convierta en una mera manifestación externa o folclórica, «sin que nos lleve al encuentro con Cristo».
«La fe no es un hecho privado, que se consuma en el santuario de la conciencia, sino que implica un compromiso y un testimonio hacia todos, para el crecimiento humano, el progreso social y el cuidado de la creación, como signo de la caridad», ha señalado el Pontífice ante un auditorio abarrotado. Ante esto, ha reclamado la piedad popular como instrumento para fomentar «una ciudadanía constructiva», incluyendo también a los que están alejados de la fe. «Los no creyentes no son ajenos a la búsqueda de la verdad, la justicia y la solidaridad. Sin pertenecer a ninguna religión, portan en el corazón una sed grande y un interrogante de sentido», ha destacado.
Antes de marcharse, Francisco ha reconocido el trabajo de los presentes en el congreso: «¡Sigan adelante!», les ha exhortado. «Y quisiera animar a los jóvenes a participar aún más activamente en la vida sociocultural y política, con el impulso de los ideales más sanos y la pasión por el bien común», ha añadido finalmente antes de una larga ovación de los presentes en el auditorio.
Un ángel de Picanya como regalo
Durante el trayecto en avión hacia Córcega, el Papa Francisco ha recibido como regalo una escultura de un ángel de la parroquia de Picanya, en Valencia, que venía incluida una carta del vicario episcopal del área metropolitana de Valencia, Jesús Corbí, donde indicaba que esta escultura es «en memoria de los que han muerto en esta inundación, en recuerdo de tantas familias que lo han pedido todo y en agradecimiento a todos los voluntarios que nos han ayudado».
La escultura, en la que aparece el ángel sin cabeza ni alas y en postura de adoración, apareció en la parroquia tras las graves inundaciones. El otro ángel que completaba la pareja quedó totalmente irreconocible. Al recibirlo, Francisco ha asegurado que leerá la carta con tranquilidad y que continúa rezando por las víctimas.
Agradecimiento a los periodistas
Como es habitual en sus viajes, y a pesar de la brevedad del mismo en esta ocasión, el Santo Padre no ha querido perder la ocasión de saludar a los periodistas que le acompañaban. «Es un vuelo corto, pero quería saludaros y agradecerles por su trabajo», ha expresado. Entre los profesionales se encuentran más de 70 reporteros, camarógrafos y fotógrafos que le acompañan en este viaje apostólico. «No podemos tener el coloquio habitual, pero quería venir a saludarlos y agradecerles su trabajo. ¡Gracias!».
Asimismo, antes de subir al avión, Francisco ha querido saludar en la Casa Santa Marta a un grupo de alrededor de diez personas sin hogar que, acompañadas por el cardenal limosnero apostólico Konrad Krajewski, «encuentran refugio por la noche bajo la columnata de la Plaza de San Pedro».