Francisco defiende la «inculturación» frente a la evangelización que impone «modelos preconstituidos» - Alfa y Omega

Francisco defiende la «inculturación» frente a la evangelización que impone «modelos preconstituidos»

Durante la audiencia, el Papa ha lamentado que el Evangelio fue «acompañado de intereses mundanos» durante la evangelización de América

José Calderero de Aldecoa
El Papa durante la audiencia
El Papa durante la audiencia. Foto: Vatican Media.

El Papa ha criticado durante la audiencia general de este miércoles la forma en que se produjo la evangelización de América, donde «lamentablemente» el Evangelio fue «acompañado de intereses mundanos», y ha señalado que en vez del camino de la inculturación «se tomó con demasiada frecuencia» la vía «de trasplantar e imponer modelos preconstituidos, faltando así al respeto a los pueblos autóctonos».

Frente a esta forma de proceder, Francisco ha puesto de modelo a la Virgen de Guadalupe, que se le apareció al indio Juan Diego «vestida con las ropas de los nativos» y «hablando su propia lengua». La Virgen, en efecto, «anuncia a Dios en la legua más adecuada, la lengua materna, esa que nosotros comprendemos bien». Ocurrió en la colina del Tepeyac, en México, pero también en Lourdes y Fátima, donde María se expresó «con un leguaje apto para todos, como el de Jesús», ha dicho el Pontífice antes de instar a transmitir el Evangelio en la lengua materna.

Acto seguido, el Santo Padre ha dado las gracias, y ha pedido un aplauso, para tantas madres y abuelas, que transmiten con su vida el Evangelio a sus hijos y nietos. «Ellas son las primeras anunciadoras», ha clamado el Papa al mismo tiempo que su voz se ahogaba entre el ruido de los aplausos de los fieles que se han acercado al Aula Pablo VI, donde Francisco ha pronunciado su catequesis.

Soportar el mal

Durante la audiencia, el Pontífice también se ha detenido en el testimonio de san Juan Diego, que se encontró con la Virgen en 1531 y al que ha definido como «una persona humilde». Tras la aparición, el indio fue a pedirle al obispo que construyera allí un templo, pero este no le creyó y hasta en dos ocasiones lo despidió sin hacerle caso.

«Juan Diego, desanimado, le pide a la Virgen que prescinda de él» y que designe «a alguien más capaz», ha recordado el Papa. Sin embargo, María le invita a perseverar y «le consuela con estas palabras: “Que no se turbe tu rostro y tu corazón, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre”», que es el modo en que también nos habla a nosotros cuando tenemos dificultades o tristezas.

En este sentido, Francisco ha explicado que la Virgen siempre «está cerca para consolarnos», pero «mientras nos consuela nos mantiene en marcha, nos lanza a los desafíos del mundo, y así nos hace crecer, como una buena madre». Asimismo, ha asegurado que «a pesar del celo por la evangelización», siempre «llegan los imprevistos», a veces incluso «de la propia Iglesia».Y es que para anunciar el Evangelio «no basta con dar testimonio del bien», sino que «también hay que saber soportar el mal».

Ante él, Francisco ha pedido no refugiarse «en las propias certezas», «en pequeños grupos» o «en algunas devociones intimistas». Y ha añadido: para evangelizar «es necesario constancia y paciencia, es necesario no temer el conflicto», ha subrayado antes de acordarse de «tantos cristianos perseguidos que no pueden ejercer su religión».

Por último, el Santo Padre ha recordado que «cuando hay disponibilidad y obediencia Dios puede hacer algo inesperado», como ocurrió en el caso de san Juan Diego, que vio aparecer la imagen de la Virgen grabada en su manto. Así se construye el santuario pedido por la Virgen, que, como el resto de santuarios, es un lugar de «peregrinación y de anuncio donde todos se sienten en casa. Es la casa de la madre Allí se recibe la fe de forma simple, genuina, popular».