Francisco asegura que el ladrón crucificado al lado de Jesús «nos representa a todos»
«¿Dejo que Jesús me encuentre o me encierro en mi egoísmo?», se ha pregunta el Papa en la Misa en sufragio por los cardenales y obispos fallecidos durante el año
El Papa ha presidido este lunes, en la basílica de San Pedro, una Misa en sufragio por los siete cardenales y 116 obispos fallecidos en el último año. En la celebración ha destacado que el hombre «sin nombre» condenado al lado de Jesús en la Cruz «nos representa a todos nosotros».
«Este condenado nos representa a todos, podemos darle nuestro nombre», ha referido en concreto el Pontífice al reflexionar sobre el pasaje del Evangelio que narra la súplica de uno de los dos malhechores crucificados junto a Jesús, que le pide que se acuerde de él en su reino. «Ese hombre transforma un dolor extremo en una oración: “Acógeme en tu corazón, Jesús”» ha dicho Francisco.
No lo pide «con voz desgarrada, la de un hombre derrotado, sino con un tono lleno de esperanza», ha afirmado tras señalar que el ladrón, de cuya identidad los evangelistas no nos dan más datos, muere como discípulo de la última hora en «busca un corazón hospitalario». «Esto es lo único que le importa, ahora que está desnudo ante la muerte», ha remarcado el Papa, que ha instado a hacer nuestra su súplica.
«Traspasado por el dolor, el corazón de Cristo se abre para salvar al mundo; un corazón abierto, no cerrado: acoge, moribundo, la voz del moribundo. Jesús muere con nosotros, porque muere por nosotros», ha declarado Francisco.
Así ha manifestado que a la súplica del crucificado culpable responde el crucificado inocente: «”En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. El recuerdo de Jesús es eficaz porque es rico en misericordia. Mientras la vida del hombre fracasa, el amor de Dios libera de la muerte. Entonces el condenado es redimido; el extranjero se convierte en compañero; un breve encuentro en la cruz durará para siempre en paz».
Esto «nos hace reflexionar un poco», ha añadido improvisando durante la Eucaristía, que ha estado concelebrada por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ante el altar de la Cátedra, donde el maestro italiano Gian Lorenzo Bernini erigió el baldaquino todavía en fase de restauración y cubierto de andamios.
«¿Cómo me encuentro con Jesús? ¿Me dejo encontrar por Jesús o me cierro en mi egoísmo, en mi dolor, en mi sufrimiento? ¿Me siento pecador o me siento justo y le digo: «Tú no me sirves»?», ha invitado a preguntarse.
El Papa ha dedicado parte de la homilía a los 123 cardenales y obispos fallecidos durante el año, por los que ha pedido oraciones. «Hoy nuestro recuerdo se convierte en sufragio por estos hermanos nuestros. Elegidos miembros del pueblo de Dios, fueron bautizados en la muerte de Cristo, para resucitar con él. Han sido pastores y modelos del rebaño del Señor: que ahora se sienten a su mesa, habiendo partido en la tierra el Pan de Vida. Amaron a la Iglesia, cada uno a su manera: recemos para que gocen eternamente de la compañía de los santos».
Francisco ha explicado que hay varios modos de recordar a las personas: «Uno puede recordar agravios, recordar asuntos inconclusos, recordar amigos y adversarios». Por lo que ha invitado a preguntarse: «¿Cómo llevamos a las personas en el corazón? ¿Cómo recordamos a los que pasan a nuestro lado a lo largo de las vicisitudes de la vida? ¿Juzgo, divido o acojo?».
Para el Papa la memoria del Señor «custodia toda la historia: es su juez compasivo y rico en misericordia». «El Señor es cercano, compasivo y misericordioso», ha concluido.