Francisco abre la puerta del perdón - Alfa y Omega

Francisco abre la puerta del perdón

Se ha convertido en el primer Pontífice en inaugurar el llamado «perdón celestiniano», la primera indulgencia plenaria de la Iglesia abierta a todos los fieles sin necesidad de pagar por ella

Ángeles Conde Mir
Foto: Vatican Media.

Durante su visita a L’Aquila, ciudad del centro de Italia, el Papa Francisco ha presidido la misa en la explanada de la basílica de Santa María di Collemaggio. En 2009, esa misma explanada sirvió para montar las tiendas de campaña donde estuvieron viviendo durante meses decenas de personas a las que el terremoto les arrebató su hogar.

El mismo templo sufrió las consecuencias del seísmo que solo perdonó su fachada. El resto de la basílica se vino abajo. Esa basílica fue fundada en 1288 por quien después se convertiría en Celestino V, el Papa que renunció a la cátedra de Pedro en 1294 tras pocos meses como Papa. Sin embargo, en ese tiempo entendió la importancia de la misericordia y estableció «el perdón celestiniano» que se celebra a finales de agosto. En este 2022 se celebra el jubileo número 728 de esta llamada «perdonanza celestiniana» que es el jubileo más antiguo que existe y la primera indulgencia plenaria de la Historia de la Iglesia abierta a todos los fieles sin necesidad de pagar por ella. Desde 2019 esta fiesta está considerada además patrimonio inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Francisco rezando frente a la tumba de Celestino V en la basílica de Santa María de Collemaggio en L’Aquila.

Celestino V, el hombre del «sí»

Más allá de su renuncia al Pontificado, Francisco ha querido poner de relevancia la figura de Celestino V como un hombre de Dios que entendió que la misericordia llega por la vía de la humildad. Ha dicho de él que no fue el hombre del «no», sino el hombre del «sí», a diferencia de lo que escribió Dante en la Divina Comedia que lo definió como «aquel que cometió en gran rechazo». «No existe otra forma de cumplir con la voluntad de Dios que asumiendo la fuerza de los humildes», ha continuado el Papa que ha insistido en que ser humilde no es sinónimo de ser débil o un perdedor. Son en realidad los auténticos vencedores porque «son los únicos que se fían completamente del Señor y conocen su voluntad». Como hizo Celestino V a quien Francisco ha elevado a símbolo de «una Iglesia libre de lógicas mundanas y plenamente testigo de que el nombre de Dios es Misericordia».

L’Aquila, «capital de paz y de reconciliación»

Francisco ha invitado a los aquilanos a conservar este perdón que les dejó Celestino y su legado que recuerda que «solo con la misericordia la vida puede ser vivida con alegría» porque «la misericordia es la experiencia de sentirse acogidos, recogidos del suelo, reforzados, curados y animados». Ha deseado que la basílica de Collemaggio sea siempre un lugar donde experimentar la Gracia del perdón que «nos da otra oportunidad».

También se ha referido de nuevo al terremoto y con él a la experiencia de misericordia que ha sufrido este pueblo que sabe qué significa «perderlo todo»: «Podéis custodiar la misericordia porque habéis hecho experiencia de la miseria». El Papa ha destacado que, en la experiencia de pérdida, en «los terremotos del alma», se puede también optar por amargarse o por aprender «la verdadera humildad».

Por último, ha invitado a los habitantes de L’Aquila a que la ciudad sea una auténtica «capital de paz y de reconciliación».

Tras la misa, se ha dirigido a la basílica y allí ha abierto la Puerta santa de este «perdón celestiniano». Se ha convertido en el primer Papa en hacerlo. Dentro de la basílica, ha rezado unos instantes frente a la reliquia de Celestino V. En 2009 también lo hizo Benedicto XVI, pero no en Collemaggio. La basílica prácticamente no existía y la reliquia fue trasladada a la vecina localidad de Sulmona, que había sufrido menos daños. Allí Benedicto XVI colocó sobre la tumba de Celestino V su propio palio, el símbolo del Buen Pastor.