Francisco a los jóvenes: «No te contentes con publicar un tuit, busca a los invisibles»
El Papa se ha despedido este lunes de Grecia alertando a los jóvenes frente a los cantos de sirena de los beneficios fáciles, del consumismo y del culto al bienestar y la diversión
El Papa Francisco vuela ya de vuelta hacia Roma. Este lunes, su despedida de Grecia ha sido el encuentro con los jóvenes, a los que ha exhortado a salir a buscar a los demás y no vivir «prisioneros de sus teléfonos móviles». En el colegio internacional San Dionisio, de las religiosas Ursulinas, y el único centro educativo católico del país, el Santo Padre les advirtió de que «corremos el peligro de olvidarnos de lo que somos, obsesionados por miles de apariencias».
La sociedad actual, y en particular los jóvenes, viven bombardeados por «mensajes machacones que hacen depender la vida de la ropa que usamos, del automóvil que conducimos, del modo en que nos miran los demás», alertó Francisco, según informa EFE, en el gimnasio del centro, ante jóvenes, profesores y religiosas. A ellos les aconsejó reconocer su valor «por lo que eres y no por lo que tienes», pues «no vales por la marca de la ropa o por el calzado que llevas, sino porque eres único, eres única».
Lo ilustró con una imagen sacada de la Odisea: el encuentro de Ulises, durante su viaje, con las sirenas que atraen a los navegantes con su canto para hacerlos estrellarse contra los arrecifes. Las sirenas de hoy en día «quieren hipnotizaros con mensajes seductores e insistentes» y «apuntan a beneficios fáciles, a las falsas necesidades del consumismo, al culto del bienestar físico, a la diversión a toda costa».
Las dudas fortalecen la fe
Igual que ocurrió en Chipre durante el encuentro con los migrantes, las palabras del Papa han sido un diálogo con los jóvenes, basado en los testimonios de tres de ellos. A Katerina la ha animado a no tener miedo de las dudas recurrentes de fe que tiene, pues estas preguntas «ayudan a robustecerla, a hacerla más fuerte, más consciente, más libre, más madura» y a seguir avanzando día a día con humildad.
Y, cuando estas dudas se centran más bien en el propio valor, ha exhortado a volver al punto de partida: el asombro. Fue esta experiencia la que está en el origen de «vuestra gran cultura clásica», del arte, la cultura, la ciencia y la filosofía.
También es una experiencia recurrente en el Evangelio: «En el encuentro con Dios siempre hay estupor: es el inicio del diálogo». Más que una idea o una moral, «el corazón de la fe es una realidad bellísima que no depende de nosotros y nos deja con la boca abierta: ¡Somos hijos amados de Dios!». Y, en segundo lugar, en la experiencia de fe surge el asombro ante la experiencia del perdón, que Dios «no se cansa» de ofrecernos «siempre».
Jóvenes de redes sociales pero poco sociales
En respuesta a Ioanna, que gracias a una religiosa descubrió la alegría del servicio, el Santo Padre ha retado a los jóvenes: «¿Quieres hacer algo nuevo en la vida? ¿Quieres rejuvenecer?», ha preguntado. Él mismo ha respondido: «No te contentes con publicar algún post o algún tuit. No te contentes con encuentros virtuales, busca los reales, sobre todo con quien te necesita; no busques la visibilidad, sino a los invisibles. Esto es original, esto es revolucionario».
Para el Pontífice, muchos jóvenes de hoy en día «son de redes sociales pero poco sociales, encerrados en sí mismos, prisioneros del teléfono que tienen entre sus manos». Pero «en la pantalla falta el otro, faltan sus ojos, su respiración, sus manos». La pantalla «se vuelve fácilmente un espejo, donde crees que estás frente al mundo, pero en realidad estás solo en un mundo virtual lleno de apariencias, de fotos trucadas para parecer siempre hermosos y en forma», señaló.
Estar sentado en el sofá, «de viejos»
El Papa les pidió «salir de las propias zonas de confort». Aunque «es más fácil estar sentados en el sofá frente a la televisión», eso es «algo de viejos». Lo propio de los jóvenes «es reaccionar, abrirse cuando uno se siente solo, buscar a los demás cuando viene la tentación de cerrarse».
A raíz del testimonio de Aboud, llegado en barca desde Siria, Francisco dio un último consejo a los jóvenes: «¡Sueñen en grande! ¡Y sueñen juntos! a pesar de que habrá siempre alguien que les dirá: “Déjalo, no te arriesgues, es inútil”. A esas personas las definió como «los anuladores de sueños, los sicarios de la esperanza, los incurables nostálgicos del pasado».