Un franciscano en Siria pide «ayudar a la gente a permanecer en la tierra de Jesús»
Fadi Azar participa en la iniciativa Misas por la Paz en Tierra Santa con el objetivo de promover la plegaria por esta región y animar a retomar las peregrinaciones en cuanto sea posible
En Siria, «la gente está muy preocupada y tiene mucho miedo» ante el nuevo conflicto en Tierra Santa. A la ya mala situación que viven, se suma el hecho de que toda escalada en Oriente Medio puede influir y desestabilizar aún más el país. El franciscano Fadi Azar, destinado en Latakia, cerca de Alepo, describió esta realidad el pasado jueves en Madrid durante una de las conferencias de la iniciativa Misas por la Paz en Tierra Santa.
Este ciclo de celebraciones y encuentros en toda España está organizado por la Comisaría de Tierra Santa de la provincia franciscana de la Inmaculada y por el Centro de Tierra Santa. Su inicio, en la capital, contó con la participación de Francisco Cerro, arzobispo de Toledo. El primado de España también presidió la inauguración de la oficina para peregrinaciones del Grupo Ávoris, que engloba a turoperadores como B Travel, Halcón Viajes y Viajes Ecuador.
Fadi Azar recordó en su intervención que ese día, 25 de septiembre, se celebraba la fiesta de Nuestra Señora de Palestina. A ella le pidió «que llegue la verdadera paz, una paz justa en esta tierra tan martirizada por la violencia y la guerra».
«Es muy duro vivir en una tierra después de doce años de guerra» y del terremoto de febrero. Una nación antes «linda y rica» ha quedado sumida en la pobreza, que afecta al 90 % de la población. La gente siente «desesperación, y muchos están emigrando. Si preguntas a un niño qué quiere hacer en su vida, inmediatamente contesta que irse fuera de Siria». Los dos millones de cristianos del país han quedado reducidos a menos de 400.000. «Pero tenemos fe en que solo Dios puede cambiar las cosas. No tenemos fe en los políticos, solo en Dios».
Dos horas de luz al día
Azar es de origen jordano y llegó a Siria en 2015, en un momento en que un compañero estaba secuestrado. En principio, era un destino «para tres meses», relató con sorna. Él estaba dispuesto a asumir esta difícil tarea, pero temía decírselo a sus padres. «Tú eres hijo mío e hijo de María, y María te va a cuidar; no tengas miedo», le respondió su madre, para su sorpresa. Su padre no se lo tomó tan bien, e incluso le animó a dejar la orden.
Después de ocho años, subrayó que es fundamental «ayudar a la gente a que permanezca en la tierra de Jesús». Los franciscanos están empezando a entregar paneles solares «porque solamente hay dos horas de electricidad. Ya hay generaciones que han vivido sin nevera». En este sentido, quiso hacer hincapié en lo «importante para esta tierra que son su apoyo y su oración. Gracias de verdad a los cristianos de Europa, porque podemos seguir sirviendo en Tierra Santa, Siria, el Líbano, Egipto, Jordania y Palestina».
En este sentido, destacó que gestos como inaugurar la oficina para peregrinaciones del Grupo Ávoris «es un signo de esperanza». En Tierra Santa, «muchas familias viven de estas peregrinaciones. Es importante que no se sientan abandonados». La directora de esta oficina, Noelia Ávila, respondió que «sin los franciscanos no estaríamos aquí». Narró cómo después de la pandemia «estábamos muy contentos» por la posibilidad de volver a llevar a «mucha gente» a Tierra Santa. Estas semanas, todos los viajes estaban llenos.
El estallido de la guerra dio al traste con todo. No solo hubo que cancelar las peregrinaciones, algo doloroso pensando en «el corazón de esas personas que se llevan preparando un año». Incluso «tuvimos que traer a todos los grupos que había allí con los aviones del Gobierno. Las aerolíneas también nos ayudaron mucho». «Dios sabe más», concluyó.
Desde Nazaret
«Cuando la situación mejore, cuando no haya peligro, cuando podamos respirar tranquilidad el peregrino tiene que volver», abundó por videoconferencia el también franciscano Carlos Molina desde el santuario de la Anunciación, en Nazaret. «Como se decía en el Medievo, uno no puede prepararse para la Jerusalén celestial sin haber pasado por la Jerusalén terrestre, por la ciudad de Jesús». Además, las peregrinaciones contribuyen que la presencia cristiana sea estable en Tierra Santa.
Explicó que aunque en este momento no hay peregrinos, «aquí en Nazaret seguimos con el itinerario de oración» pensado para ellos. «Y los cristianos del lugar siguen acudiendo». En sus años en Tierra Santa, reconoció, ha tenido momentos de miedo y oscuridad. Pero se reafirmó en que «en 800 años no hemos dado marcha atrás. Seguimos sosteniendo el santuario con los cristianos del lugar, la parroquia, los colegios, los dispensarios, las casas para ancianos y para niños».
Luis Quintana, vicecomisario de Tierra Santa en España, insistió en que si bien «hemos tenido que suspender muchas peregrinaciones», el deseo de los peregrinos «se ha aplazado, no suspendido». Aunque en estos momentos no sea posible visitar Tierra Santa, Quintana recordó que también «hay otros destinos» para peregrinar. «No para olvidarnos de Tierra Santa», matizó, sino «porque nos ayuda a seguir rezando por Tierra Santa en otros santuarios y contribuir a mantener viva en el corazón la llama de seguir peregrinando y encontrarse con el Señor».
En este sentido, resaltó que «lo primero es la oración». Pero recordó que también es importante hacer donativos, a través de las comisarías de Tierra Santa, para ayudar «a las comunidades cristianas, que tanto están sufriendo».