El segundo largometraje del joven cineasta británico Chris Foggin trata de recrear unos sucesos reales que ocurrieron en Port Isaac, un pueblecito de Cornualles, al sur de Inglaterra, en el año 2010. Allí, un grupo de pescadores que acostumbran a interpretar juntos canciones populares de marineros, son descubiertos por Danny (Daniel Mays), un frívolo londinense que trabaja en la industria discográfica. Lo que al principio es casi una broma se convierte en la posibilidad real de que estos hombres de mar puedan grabar un disco que les haga famosos. Pero el líder de los pescadores, Jim (James Purefoy) es reticente y escéptico, dado que no confía en nada que venga de un listillo londinense. Y no ayuda nada el hecho de que Danny parezca haberse enamorado de su hija Alwin (Tuppence Middleton).
La película no se limita a contarnos una simpática anécdota musical, sino que ofrece una segunda lectura más profunda e interesante. El modo de vida de los pescadores de Port Isaac representa un mundo casi desaparecido, en el que la comunidad y la amistad están en el centro de la vida social y económica. Los vínculos entre los vecinos del lugar son tan significativos como los lazos biológicos, y se antepone el bien de la comunidad a los intereses particulares. La unidad entre los pescadores es más importante que cualquier capricho personal que pueda afectar a su amistad. Frente a este concepto de pueblo, el mundo del que proviene Danny es el del éxito a cualquier precio, el de la superficialidad, el del economicismo puro y duro. Es un mundo de relaciones interesadas y frívolas, en el que la palabra dada no tiene valor. Dicho de otra forma: es el mundo en el que actualmente vivimos. Por ello, el filme de Chris Foggin tiene algo de crítica social y de reivindicación de una forma de vida más humana. Incluso el tipo de canciones que interpreta el grupo, libres de derechos, canciones populares trasmitidas por tradición oral, evocan un tiempo en el que el canto era una forma de expresión comunitaria y popular que narraba las experiencias y anhelos reales de la gente y generaba un sólido sentido de pertenencia. Era música para celebrar y no para ganar dinero. De hecho, aunque no sale en la película, el dinero que ganaron los Fisherman’s Friends con sus discos y premios lo invirtieron en obras de caridad.
El elenco actoral es fantástico, y se nota lo bien que se lo pasaron durante el rodaje. Destaca el veterano David Hayman en su papel de Jago, actor que vimos recientemente en la serie El último gran robo o en la famosa película El niño con el pijama de rayas. En la cinta predomina el tono de comedia, y no faltan elementos románticos y dramáticos muy bien hilados. Al margen de las hermosas canciones que interpretan los pescadores, el filme cuenta también con otras canciones que regalan el oído. Una película positiva, educativa e ideal para disfrutar en familia. Actualmente se encuentra en Movistar +.
Chris Foggin
Reino Unido
2019
Comedia
Pendiente de calificación