Filipinas inaugura la estatua de la Virgen más alta del mundo

Coincidiendo con el 500 aniversario de la llegada del cristianismo a Filipinas –fue en la mañana de Pascua de 1521 cuando la expedición de Fernando Magallanes celebró la primera Eucaristía en la isla de Limasawa–, se ha inaugurado en el país una estatua de la Virgen María, que es la imagen religiosa más grande de cuantas existen.

El monumento tiene 98,15 metros de altura y ocupa el puesto número noveno entre las estatuas más grandes del mundo. Supera a la imagen de Nuestra Señora de la Paz, en Venezuela, que se construyó en 1983; al Cristo Redentor, de Río de Janeiro, conocido como el Cristo del Corcovado, e incluso a la Estatua de la Libertad, en Nueva York, que tiene 93 metros.

La imagen se encuentra en el Montemaría, un centro de peregrinación situado en la ciudad filipina de Batangas, y está dedicada a la Virgen María como símbolo de unidad y paz en Asia y el mundo entero. De hecho, el monumento es conocido como La Madre de toda Asia – Torre de la Paz, nombre que fue tomado de una oración de Benedicto XVI en la que se refería a Nuestra Señora de Sheshan como Madre de la Iglesia en China y toda Asia. Su autor principal –se encargó del rostro y de las manos de la Virgen–es el escultor filipino Eduardo de los Santos Castrillo, fallecido en 2016, antes de ver terminado el proyecto.

Durante su construcción, que se inició en 2008, no se dejó nada al azar. Por ejemplo, su altura equivale a un edificio de 33 pisos, guiño a la edad de Cristo. La corona tiene doce estrellas, que representan a los doce apóstoles, y el monumento cuenta con doce cimientos que representan a las doce tribus de Israel.

La inauguración del monumento, que está provisionalmente cerrado al público debido a las actuales medidas restrictivas para combatir la COVID-19, se ha convertido precisamente en un signo de esperanza en medio del drama de la pandemia.