Felipe Miralles Herrero: «La pastoral es lo que nos da luz y une todo»
El colegio Nuestra Señora del Carmen de Casalarga —concertado católico— es más que un centro educativo. Inserto en un barrio con graves problemas, es también centro social, de acompañamiento y de motivación. Un lugar para dar respuesta a las carencias de los niños y sus familias. De manera integral. Por eso, y a pesar de que los alumnos católicos son una minoría, la fe juega un papel fundamental, como cuenta Felipe Miralles, profesor y coordinador de Pastoral.
¿Cómo es el colegio?
Nuestro centro está en la Zona Norte de Alicante, en barrios como Juan XXIII, Colonia Requena o las 1.000 viviendas. Una zona muy deprimida, social y económicamente. Se estableció allí hace ya más de 50 años como respuesta de las Siervas de San José y Cáritas a una población que vivía en barracones y no tenía acceso ni a educación ni a sanidad. Empezó con una pequeña estructura y poco a poco se fue institucionalizando. Hoy es un centro de la red de Colegios Diocesanos. Nuestro alumnado es de lo más auténtico, más de un 80 % pertenecen al pueblo gitano —la mayoría evangélicos—, también tenemos un pequeño porcentaje de latinoamericanos y un nutrido grupo de musulmanes. La integración y la inclusión son algo que va por la sangre en nuestro colegio.
¿Cómo es la realidad del barrio?
Es una realidad con mucha exclusión social. Son familias, salvo pocas excepciones, de un nivel socioeconómico y cultural muy bajo. Es un ambiente duro, tenemos historias que nos quitan el sueño.
¿Algún ejemplo?
Padres en la cárcel, familiares que han caído en la droga, maltrato, machismo… auténticos dramas. En alguna ocasión nos ha llamado una madre en sábado para contarnos que su hija se había intentado suicidar u otra para decirnos que la niña de 13 años se había quedado embarazada. Son situaciones ante las que, como cristianos, tenemos que dar luz.
Son familias humildes y sin recursos… y tienen dificultades para pagar materiales, actividades, incluso el comedor…
Aquí es todo gratuito: el comedor, los libros…
¿Y quién lo paga?
Con subvenciones de la Administración Pública, aunque desgraciadamente cada día son menos –económicamente hablando– y otras que se consiguen. Para los que no tienen beca buscamos una solución a través de la parroquia y Cáritas. No podemos hacer grandes inversiones en infraestructuras del centro porque todo se dedica a la persona.
¿Qué ofrece el colegio?
Hace dos años actualizamos el ideario, que se apoya en tres pilares: la parte humana, la académica y la fe, que es fundamental. A nivel académico, el centro ha crecido mucho con el aprendizaje cooperativo, nuevas tecnologías… A nivel humano, respondemos a las necesidades de las familias. En el pastoral, tenemos claro que nuestro colegio es lo que es porque el Señor está en medio. Los oratorios y propuestas innovadoras como Godly Play —método para favorecer la espiritualidad infantil con una base Montessori— han ayudado a vivir la fe sin ningún problema. La pastoral es lo que nos da luz y une todo. No somos una ONG, sino la respuesta de la Iglesia a las necesidades de los más pequeños del Reino. Aunque contamos con muchos evangélicos y musulmanes, todos participan en las actividades como el oratorio, Godly Play… Existe un buen diálogo interreligioso.
¿Van al oratorio?
Cuando los llevas al oratorio, guardan silencio, escuchan y contemplan la Palabra, y les dices que el Señor confía en ellos y los quiere; a los cinco minutos están llorando. Al terminar no se mueve nadie y piden quedarse más. Es el momento de mayor paz que tienen a la semana.
Hicieron un musical sobre la Pasión de Cristo, ¿no?
Empezamos en 2017 en la parroquia y ya hemos recorrido doce pueblos y actuado en auditorios de 300 personas. Y, mira, san Pedro se llama Mohamed y la Virgen María es la hija del pastor evangélico. ¡Una maravilla!
Ecumenismo y diálogo religioso en estado puro…
El otro día, los musulmanes de mi clase me regalaron el Evangelio traducido al árabe. También me traen el Corán. Esta realidad se vive con mucha naturalidad.
¿Qué dicen los padres?
A los padres no los engañamos. Les decimos que somos un colegio católico y que se va a hablar de y con Jesús. Si eso hiciese que hubiese menos matriculaciones, es un riesgo que correríamos. Los centros católicos tenemos que ser fieles a la misión, responsables con ella y muy sinceros con los padres y madres, es la base de la confianza. Hay musulmanes que nos dicen que prefieren que a sus hijos les hablen de Jesús a que no les hablen de nada.
Uno de los proyectos que tienen entre manos se llama Radio Buena Noticia que, además, ha sido premiado por Escuelas Católicas. Un reconocimiento que viene acompañado de 3.000 euros para ponerlo en marcha. ¿De qué se trata?
Queremos hacer un espacio radiofónico —para ello estamos montando un estudio de grabación con equipos de audio y vídeo con el dinero que nos han dado—, donde los niños aborden los problemas de nuestro entorno desde una mirada de fe. Será un ver, juzgar y actuar. También habrá espacio para testimonios y para el canto. Tenemos la posibilidad de hacernos escuchar a través de COPE Alicante y de Radio María. Este proyecto va a ser importante para dar voz a los niños y que se sientan escuchados. Una pequeña ventana al mundo, para ampliar miradas y horizontes.
¿Cómo han vivido el confinamiento?
El párroco y titular del centro, junto con su equipo parroquial, estuvieron a pie del cañón desde el minuto uno, repartiendo alimentos, ayudando económicamente, acompañando, siendo intermediarios… —muchas familias numerosas no tenían ni siquiera para comer—, al igual que el equipo directivo, que incluso tuvieron que pedir un permiso especial para repartir las tareas escolares, medios tecnológicos para poder hacerle seguimiento a los alumnos desde casa… Si no llega a ser por la parroquia, el colegio y otros amigos, muchas familias decían que hubiese estallado un conflicto grande. Fueron momentos muy críticos y de mucha tensión.
Seguro que, en medio de una situación tan dura, hay testimonios de esperanza…
Yo veo a Dios cada día. Hay experiencias preciosas. Alumnos muy rebeldes que han llegado a Bachillerato cuando nadie los apoyaba… gracias, también, a otros colegios concertados —nosotros solo tenemos Infantil y Primaria— que han acogido gratuitamente a nuestros alumnos en Secundaria. El centro se ocupaba de libros y material escolar y la parroquia de pequeños gastos imprevistos. Hasta que la administración nos lo impidió porque nuestro colegio está en otra zona de escolarización.
En 2015 estuvieron con el Papa.
En un encuentro con 5.000 gitanos en el Vaticano. Nos llevamos a un grupo de alumnos. Cuando estaban saludando al Papa y entregándole los regalos y las cartas de los niños del cole, yo lloraba. «¿Por qué lloras, maestro?», me preguntaban. «Porque está el Papa con vosotros», respondí. Una bendición.