Evangelio para regenerar la fe
Los Grupos de Jesús se presentan como aplicación práctica de la Evangelii gaudium, en la que el Papa pide crear espacios en los que se reflexione sobre la realidad cotidiana y sobre la propia vida a la luz de los Evangelios. El nuevo Plan de Evangelización en Madrid seguirá «una metodología muy similar», explica el vicario encargado de su preparación. Se pretende regenerar la fe con el estudio del Evangelio, guiado por el Magisterio de la Iglesia
Jesús dijo: «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Y en el nombre de Jesús, o mejor dicho, para volver a Él, se reúnen las 70 personas que forman los Grupos de Jesús en la parroquia de Nuestra Señora del Sagrario. «Cuando propuse traer los grupos a la parroquia, no sabía que la iniciativa iba a ser tan bien acogida. Nunca hemos tenido a tantas personas participando en ningún otro grupo parroquial», cuenta el vicario parroquial, Javier Pedraza.
Para este sacerdote todo comenzó con la Evangelii gaudium. Allí el Papa pedía crear «lugares donde regenerar la propia fe en Jesús crucificado y resucitado». Pero, ¿cómo conseguirlo? ¿Cómo lograr una regeneración que tenga consecuencias en el día a día?
Protagonismo de los laicos
Pedraza, misionero durante 17 años, fue testigo en Brasil del «protagonismo de los laicos: los sacerdotes dedicábamos mucho tiempo a su formación, pero luego eran ellos los que se encargaban de llevar casi todos los grupos de las parroquias». A la vuelta de las misiones, se encontró, «de casualidad», con Volver a Jesús, libro de José Antonio Pagola, donde el autor propone los Grupos de Jesús como un camino de conversión personal, profundizando, de manera sencilla, en lo esencial del Evangelio. «Me llamó la atención el título. Lo compré y tuve una especie de inspiración. Era lo que llevaba tiempo buscando. Aparecía de una forma muy simple una aplicación práctica de las palabras del Papa».
La propuesta podía generar rechazo, porque «suponía introducir en la parroquia algo diferente», pero la acogida fue entusiasta. «Hablé con el párroco y le pareció buena idea». También les gustó la iniciativa a los feligreses: «Sacamos las listas y se apuntaron 70 personas», muchas de las cuales «nunca habían formado parte de ningún grupo parroquial». Sólo han desistido dos personas, «el resto están felices, y nos explican lo mucho que les está ayudando interiormente», cuenta Pedraza.
Rosi, cordobesa, lleva 50 años en Nuestra Señora del Sagrario. Cuando los sacerdotes «nos hablaron de los Grupos de Jesús, me apunté inmediatamente», asegura. Ahora, coordina uno de ellos.
Las 13 integrantes, todas mujeres, se reúnen dos martes al mes. «Empezamos con una oración al Espíritu Santo para que nos ilumine. Después leemos el material que nos ha dado la parroquia, y que hemos repartido la semana anterior. Viene el Evangelio, una explicación con los puntos más importantes, y luego una serie de preguntas a las que tratamos de dar respuesta». Y añade: «Es un material muy sencillo y bonito. Antes de que empezáramos con los Grupos, lo normal era que, cuando salías de Misa, el Evangelio se te hubiera olvidado. Ahora, como trabajas el material en casa y lees el Evangelio varias veces, lo recuerdas. Estoy creciendo en mi fe».
La dinámica es parecida en todos los Grupos de Jesús, que son ya 94 en el mundo: 45 en España, 47 en América Latina y dos en Alemania. Los críticos argumentan que la iniciativa tiene cierto sesgo protestante, y que, llevados por la mejor de las intenciones, estos Grupos pueden terminar llegando a conclusiones muy distantes del Magisterio. Pero hay formas de evitar estos riesgos. Es lo que hace, por ejemplo, el nuevo Plan de Evangelización que se prepara en Madrid, y que seguirá una metodología, en muchos aspectos, similar a la de los Grupos de Jesús. La Lectio divina se propone como método de discernimiento en pequeños grupos de entre 10 y 15 personas en parroquias, congregaciones, movimientos… A partir de la escucha y la reflexión de pasajes bíblicos y del Magisterio –singularmente las exhortaciones Evangelii gaudium, de Francisco, y Evangelii nuntiandi, del beato Pablo VI– se reflexionará sobre qué respuestas dar ante «las situaciones que estamos viviendo», según explicaba recientemente el propio arzobispo.
Proliferación de Grupos
El Plan de Evangelización encontrará el terreno abonado gracias a iniciativas como la de Santiago Nogaledo, sacerdote jubilado, que dirige dos Grupos de Jesús. Pero Nogaledo va más allá, y considera que la vida cristiana debe nutrirse de la Palabra, aunque es preciso hacer también el esfuerzo de presentarla de forma más atractiva y cercana a las personas. «La alimentación que necesitamos tiene que tener proteínas, vitaminas y sales. Vengan de donde vengan, se cocinen como se cocinen, aquí, ahora y antes. Y si falta eso, apaga y vámonos», explica Santiago. «En el cristianismo ha habido proteínas, vitaminas y sales pero no ha cambiado la manera de guisarlo, y a nuestros jóvenes les entra repugnancia. Esto es lo que tenemos que ir haciendo: que no falte lo esencial; pero hay que interpretarlo y adaptarlo al hoy, al ahora y al aquí». Juan Antonio, Jacinto, Carmen y Amparo acuden a los grupos de Santiago: «Nos hace entendible el mensaje de Jesús y por ello le damos las gracias. Además todos podemos participar».
Anunciar el Evangelio de forma atrayente
¿Qué papel tienen este tipo de grupos, como los Grupos de Jesús, en el nuevo Plan Pastoral de Madrid?
Dado que estos grupos siguen una metodología de trabajo similar a la que nos ha propuesto monseñor Osoro para el Plan de Evangelización, podrán aportar, sin duda, su experiencia de reflexionar a la luz de la Palabra de Dios y de ir orientando su vida, personal, comunitaria y social, según lo que el Señor nos dice por medio de su Palabra.
Estoy convencido de que será muy enriquecedor para los grupos donde estas personas estén presentes y, cómo no, para toda la archidiócesis. Sus aportaciones estarán muy bien fundamentadas, serán concretas y operativas.
¿Hace falta hoy una renovación evangelizadora?
Si Dios es siempre nuevo, los cristianos y todas las estructuras al servicio de la evangelización tienen que estar en continua renovación. En el mundo, nunca llegamos a un estadio definitivo; siempre estamos de camino, siempre debemos estar renovándonos. Ciertamente, el momento y la cultura actual, los avances científico-técnicos, las necesidades y los problemas del hombre y de la sociedad, están reclamando que la Iglesia adapte, como dice el Papa Francisco, sus horarios, sus estructuras, sus lenguajes, sus métodos, etc. De lo contrario, correríamos el riesgo de anunciar el Evangelio, pero de forma nada significativa y atrayente al hombre de hoy, lo cual sería un gravísimo error; más aún, sería una desobediencia a la voluntad del Señor y a la ley de Encarnación, irrenunciable para la Iglesia.
Hemos de poner toda nuestra confianza en el Señor y en su Espíritu, que no va a dejar de inspirar y guiar a su Iglesia, para que responda eficazmente a los retos que se nos plantean. De hecho, estamos viendo cómo ya son muchas y muy interesantes las experiencias que se están poniendo en marcha.
Y, por último, confiamos en que el Plan de Evangelización de don Carlos contribuirá notablemente a conseguir esa renovación de las personas, y, por ende, de las estructuras y de toda la realidad de la archidiócesis; y, cómo no, también de sus comunidades parroquiales.