Escucha la llamada del Salvador - Alfa y Omega

La música norteamericana ha estado caracterizada por las influencias sociales que ha ido teniendo. Así triunfó el rhythm and blues que provenía de la población de raza negra que habitaba en localidades sureñas o el country, más arraigado entre los habitantes blancos y del mundo rural. Todos ellos buscaban cantar a la cotidianidad de la vida, a los problemas reales que les asediaban. Dos estilos que incluso sonaban en emisoras de radio diferentes, ya que eran dos núcleos de población muy segregados en aquellos tiempos. Pero lo que la vida no unía, sí que parece que lo hacía la fe. Por eso mismo, otro de los géneros musicales por excelencia era el góspel, el que relataba la Palabra de Dios a través de las melodías. En los años 40 hubo un artista de country nacido en Alabama llamado Hank Williams, que fue fundamental para que los cánticos cristianos se popularizasen aún más. Supo ver que, a su propio fenómeno de masas en actuaciones y emisiones de radio, podría añadirle la composición de ciertos temas religiosos que introducía entre la población utilizando ritmos populares. La gente escuchaba su country, pero las letras iban cada vez más asociadas al mundo de la religión. Además, como él era un mal ejemplo, ya que bebía y gastaba dinero sin control alguno, adoptando fama de rebelde por parte de la industria musical, fue un movimiento más llamativo aún si cabe para la audiencia. Y así, entre otros temas, nos encontramos con I heard my Savior calling me, donde relataba que una vez que escuchó la llamada de Dios fue como consiguió que su alma fuese libre. Estos son algunos de sus versos: «Escuché a mi Salvador llamándome. / Él salvó mi alma, me liberó. / Sé que nunca me dejará caer. / Alabado sea, escuché al Salvador llamarme», utilizado como estribillo. Pero donde también hay estrofas como esta: «Yo era un pecador, viajaba por un camino cansado / tan lejos de casa. / Pero ahora el dulce cielo es mi todo. / Alabado sea, escuché al Salvador llamarme». Estas letras, al ser escuchadas en lugares que no son simplemente las iglesias donde era costumbre entonar cánticos espirituales clásicos, hacía que muchos ciudadanos las adquiriesen en su vida más cotidiana. Ese fue uno de los grandes triunfos del bueno de Williams. Canciones que siguen vigentes, ya que, por ejemplo, en el 2019 fue una cantante como Rhonda Vincent, una eminencia de Misuri conocida por su talento dentro de un subgénero de country llamado bluegrass. Vincent fue quien se animó a sacar su versión de esta canción y da buena muestra de la influencia de la música cristiana en el país norteamericano, ya que más de 75 años después, las generaciones siguen persiguiendo los versos donde Hank recitaba aquello de que el Salvador le estaba llamando para salvar su alma llena de pecados.