«La orquesta de la Música del Reciclaje me ha cambiado la vida» - Alfa y Omega

«La orquesta de la Música del Reciclaje me ha cambiado la vida»

La Música del Reciclaje da una segunda oportunidad a chicos con problemas y a materiales de desecho

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Los jóvenes de la orquesta durante su último concierto, en el Teatro CaixaBank Príncipe Pío, la pasada Navidad
Los jóvenes de la orquesta durante su último concierto, en el Teatro CaixaBank Príncipe Pío, la pasada Navidad. Foto: Ecoembes.

Hace nueve años, cuando Cristina tenía apenas 11, un grupo de músicos se acercó a su colegio para proponer a los alumnos aprender a tocar en una orquesta muy especial: una que iba a sonar con instrumentos hechos a partir de materiales reciclados. «La verdad es que entonces no me gustó y mi primera intención fue no participar», reconoce. «No quería hacer nada ni tenía curiosidad por ninguna cosa en el mundo. Pero hoy puedo decir que la orquesta me ha cambiado la vida».

La agrupación a la que se refiere la joven es La Música del Reciclaje, una orquesta creada en el año 2014 por iniciativa de Ecoembes, una organización sin ánimo de lucro orientada a la gestión y la reutilización de residuos. La semana pasada, la Conferencia Episcopal Española le dio el Premio ¡Bravo! de Música por su «altura profesional, musical y humana» al promover «el desarrollo personal de los miembros de la orquesta, la creación de instrumentos musicales a partir de elementos desechados y la formación en el cuidado del medio ambiente».

Cristina con uno de los violines construidos con materiales de desecho de la orquesta
Cristina con uno de los violines construidos con materiales de desecho de la orquesta. Foto: Ecoembes.

Todo empezó cuando hace diez años visitó nuestro país la Orquesta Cateura, formada por jóvenes que trabajaban en el vertedero de basura del mismo nombre que recoge todo lo que desecha la ciudad de Asunción, la capital de Paraguay. Esos jóvenes habían formado una banda de música con la que viajaban por todo el mundo. En una de sus visitas a Madrid actuaron ante la misma reina Sofía. «Fue precisamente ella la que sugirió a Ecoembes la idea de crear algo similar en nuestro país. Así se inició este proyecto», cuenta Víctor Gil, director de La Música del Reciclaje. La idea era combinar música, concienciación medioambiental y compromiso social, por lo que un equipo de músicos con experiencia pedagógica comenzó a buscar niños y adolescentes en contextos difíciles para componer la iniciativa. Fueron a un centro público del Pozo del Tío Raimundo y a una casa de la Comunidad de Madrid para menores tutelados por la Administración. «Eran niños con problemas familiares o económicos; a veces, ambos. Con ellos comenzamos un proyecto con el fin de que se sintieran incluidos», dice el director. «A los tres meses nos subimos por primera vez a un escenario y, desde entonces, ya no hemos parado de dar conciertos», añade.

Estos casi diez años han hecho que Cristina se sienta «enamorada de la música». Y, como ella, muchos otros niños y jóvenes. «Al principio nos tomábamos todo como un juego. Pero, poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que todo esto es de verdad», dice hoy. Recuerda agradecida cómo Víctor Gil «nos dijo que no nos iban a dejar tirados como otras personas y que se iban a quedar con nosotros. Así ha sido y ahora todos somos para todos como una segunda familia. Nos apoyamos dentro y fuera de la orquesta, sin reservas».

«Esta es una historia de segundas oportunidades», recalca el director de la orquesta, que destaca el reciclaje «como una idea motivadora, algo que nos está pidiendo el medio ambiente ante este consumismo absurdo». La iniciativa también es una manera de dar una nueva vida a los 140 chicos que conforman un proyecto que ya está creciendo por varias ciudades de España. «Los mayores están tutelando musicalmente a los pequeños y hay algunos veteranos que ya han recibido becas para estudiar música y abrirse así un camino hacia el futuro. Aquí nada se tira y a nadie se le descarta», concluye.

Música de la basura

Cajas de galletas, latas de refresco, trozos de muebles, tenedores, tornillos, sumideros y coladores, entre otros objetos que se pueden encontrar en la basura, conforman el taller en el que el lutier Fernando Solar encuentra su materia prima. Con ellos hace violines, guitarras, chelos, flautas, saxos, contrabajos y piezas de percusión. «Saca música de cualquier cosa que la gente tira», dice Cristina.