Entrevista a Juan Orellana, director de SIGNIS España. El puente lo construyen las personas - Alfa y Omega

Entrevista a Juan Orellana, director de SIGNIS España. El puente lo construyen las personas

SIGNIS tiene «vocación fronteriza: tiende puentes a través del cine con aquellos que buscan el sentido de la vida», y lo hace mediante encuentros personales, «que es lo que primero desmonta prejuicios». Éste ha sido el secreto del II Congreso de SIGNIS España

Redacción
Juan Orellana (a la izqda.) entrega a Volker Schlondorff el Premio SIGNIS del Festival de San Sebastián 2007, por ‘El noveno día’.

¿Qué valoración hace del congreso?
Muy positiva. Ha habido gente en todo momento, todas las conferencias o mesas redondas han tenido interés, y se han dado muchos encuentros interesantes. Hasta han quedado abiertas posibles colaboraciones entre la Universidad San Dámaso y SIGNIS en temas de cine.

¿Qué resaltaría de él?
El encuentro con Gracia Querejeta. Poder tener una conversación libre con una directora, en principio, no muy creyente, entrar a fondo en diversas cuestiones… es el camino por el que hay que ir.

¿Qué tiene el cine que sirve tan bien como atrio de los gentiles?
Porque es un arte popular sobre el que cualquier persona, de cualquier estrato social, tiene algo que decir. Además, el cine, intrínsecamente, tiene la capacidad de despertar sentimientos, de abrir heridas, de plantear preguntas… de una forma directa y fácil. Es un instrumento muy rico para establecer ese diálogo.

¿Qué elementos del cine de los últimos años están sirviendo para facilitar más este diálogo?
Estamos ante el cine de las preguntas. En ese ámbito es posible que la Iglesia se encuentre con el hombre contemporáneo, avive esas preguntas, acompañe y proponga respuestas. Pero hay que partir siempre de las preguntas. El cine de otras épocas era un cine de respuestas, que daba por supuestas las preguntas.

A través de SIGNIS, la Iglesia está presente en los grandes festivales de cine. ¿Qué aporta esta presencia?
Los jurados SIGNIS son un bien escaso que hay que custodiar. Es una presencia que empezó hace más de 50 años y que se ha mantenido. Tener jurados en festivales importantes, donde se valoren películas con criterios no sólo estéticos o comerciales, sino antropológicos, es un servicio importante a la sociedad.

¿Cómo aborda SIGNIS su presencia en la frontera?
Ésa es su vocación: tender puentes; buscar, a través del cine, lugares donde podamos encontrarnos con la gente en búsqueda. El cine es un vehículo para podernos mirar a la cara y acompañarnos en la aventura del descubrimiento del sentido de la vida.

¿Qué desafíos implica esto?
Una dificultad muy grande es el prejuicio que existe hacia todo lo que viene de la Iglesia, que se mantiene con el estereotipo de censora. Y en el mundo católico, el cine todavía se ve como algo que hay que solucionar con recetas. Hay que crecer en madurez para poder plantear un diálogo de altura con los no creyentes en torno al cine. En este sentido, este Congreso ha sido un hito, porque han intervenido muchos eclesiásticos y ninguno lo ha hecho en clave moralista, sino antropológica.

Una vez planteadas las grandes preguntas sobre el hombre, ¿quién ofrece respuestas, desde el cine?
La única posibilidad es que haya profesionales católicos en el mundo del cine. Tenemos casos de personas, como Juan Manuel Cotelo, que hacen cine más evangelizador, y otros directores que hacen películas de otro tipo, pero que transmiten valores cristianos, como Rafael Gordon o Gustavo Ron.

Un diálogo implica que haya un interlocutor dispuesto. ¿Se encuentran de forma habitual?
Hay que hacer un trabajo previo. Por ejemplo, lo de Gracia Querejeta es un trabajo de años, que empezó con su película Héctor y el Premio ¡Bravo! Estoy convencido de que el puente lo establecen las personas, sobre todo ahora que hay prejuicios. Todo pasa por una relación, porque es la que primero desmonta los prejuicios, y es donde puedes ir acompañando y descubriendo a las personas en qué consiste la propuesta cristiana.

M. M. L. / C. S. A.

RELACIONADO