Estíbaliz Veiga, Mauricio Bautista, Marta Calvó, Juan Renedo y Aída de la Cruz forman el reparto de esta obra que se representa en ese espacio reducido que es el Espacio Labruc, sin duda. Como todos los lugares que no soportan grandes escenarios, patas de 7 metros de alto o enormes filas de focos… tiene la magia y el encanto de lo cercano. Y más si lo que ocurre detrás de esa puerta está bien escrito y bien interpretado. No hay más.
Con una dramaturgia muy interesante, Lluis Basella trae a Madrid la primera obra que salió de sus manos, Encierros. Este actor joven pero de interesante carrera, lleva un tiempo haciendo girar la C de ACTOR lentamente… hasta dejarla mirando al cielo, convirtiéndola en una U de AUTOR. Y no es tan fácil este movimiento, ya que debe ser algo que se hace por instinto, por una necesidad intrínseca del actor que imagina escenas, ideas, sentidos y a sus compañeros en ellas.
Encierros es un conjunto de escenas dos a dos, diálogos íntimos y personales donde se deja ver la pena de cada uno de ellos. Una autora de teatro y su amante, la mujer del amante y su secuestrador, el secuestrador y la autora… todo se entrecruza porque todos están en el mismo encierro, la telaraña SOLEDAD, desde la que todos se miran, solos, enredados, descontentos, sin entender dónde están, ni por qué.
Al final la solución es más sencilla: sólo está en la telaraña aquel que lo desea, el que ha decidido entregar su vida a un paso plano del tiempo. Y no es la rutina el veneno que este bicho escoge para adormecer a sus víctimas; es la falta de decisión y de energía, es el miedo, es la falta de oxígeno, es en definitiva la falta de amor.
Recomendable totalmente este encuentro con el ser humano imaginario de Basella, sabiendo además que es un auténtico respiro contar con las estupendas interpretaciones de los actores, entre ellas el momento estelar en el que vemos representada la escena final de la dramaturga, que reescribe y reescribe sin saber cómo terminar.
Yo podría hacer lo mismo y alargar esta crítica… o reescribir este final… pero sinceramente no siento la necesidad de hacerlo. Es una muy buena obra, muy bien interpretada, que podría lucir más en un espacio más amplio o con más medios, pero que no desmerece ni muchísimo menos en el Labruc.
Encierros, una obra para ver y disfrutar, sólo o acompañado.
★★★★★
Espacio Labruc
Calle de la Palma, 18
Tribunal
OBRA FINALIZADA