En prisión un jesuita de 83 años por defender a los indígenas de la India
«La Agencia Nacional de Investigación coloca en los ordenadores y móviles» de intelectuales y activistas «pruebas que los incriminen» por su supuesta relación con grupos comunistas, denuncia el jesuita Denzil Fernandes, del Instituto Social Indio. Es el caso del padre Stan Swamy, que ha dedicado 40 años de su vida a ayudar a los grupos tribales a defender sus tierras
La Iglesia en la India celebró el lunes una jornada de oración por la puesta en libertad del jesuita de 83 años Stan Swamy, detenido el 8 de octubre por la Agencia Nacional de Investigación del país (NIA por sus siglas en inglés) por sus supuestos vínculos con grupos maoístas. Con estas convocatorias, los fieles y pastores se unían al «fuerte llamamiento» de la Conferencia Episcopal India «que le liberen inmediatamente».
El padre Swany sufre diversos problemas de salud relacionados con su edad. A pesar de ello, «lo tienen haciendo cuarentena» por la COVID-19 «en un barrancón lleno de gente», por lo que a sus compañeros les preocupa que pueda contagiarse. «Ya ha tenido una caída leve yendo al baño, y como todos los prisioneros duerme en el suelo», por lo que la Compañía está intentando hacerle llegar un colchón, una silla y un bastón. Lo explica a Alfa y Omega el también jesuita Denzil Fernandes, director ejecutivo del Instituto Social Indio.
Por los derechos de los indígenas
Swany lleva 40 años trabajando en defensa de los derechos de los grupos adivasi (indígenas o tribales). «Son los más marginados en la India en casi todos los indicadores socioeconómicos», explica el padre Fernandes. Están presentes en las zonas montañosas del centro y noreste del país, ricas en recursos minerales. Por ello han acabado constituyendo «el 40 % de las personas desplazadas por proyectos de desarrollo como fábricas, presas y minas».
Entre otras cosas, el padre Swany trabaja para concienciar a las tribus del estado de Jharkhand de que sendas leyes de 1996 y 2006 les dan derecho a decidir sobre los proyectos que se desarrollan y sobre la explotación de los bosques que entran dentro de su territorio. También les ayudaba a ejercer estos derechos, por ejemplo sumándose al movimiento pathalgadi, que consiste en levantar monolitos advirtiendo de que se entra en el territorio de una tribu sujeto a restricciones legales. El Gobierno nacionalista hindú del Bharatiya Janata Party recurrió a la mano dura contra los jóvenes tribales, «calificándolos de antinacionales» o comunistas «y encarcelando a miles de ellos».
La reacción del jesuita fue elaborar en 2015 un informe denunciando que la mayoría de presos en el estado de Jharkhand eran indígenas, dalits (intocables) y miembros de otras castas desfavorecidas, encarcelados por apoyar supuestamente a movimientos maoístas. De 3.000 personas, el 98 % eran inocentes, concluía. Pero sus casos se demoraban indefinidamente sin justificación. Entonces, aprovechando una figura legal india que permite actuar ante los tribunales a personas no implicadas directamente en un problema, reclamó al Tribunal Supremo estatal la inmediata desestimación de todas las falsas acusaciones.
Por un evento reivindicativo
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar, y empezaron a llegar las denuncias contra el religioso por supuestos delitos de sedición relacionados con el movimiento pathalgadi y con algunos de sus posts en Facebook. Sin embargo, su detención está relacionada con un evento de reivindicación de los dalit puesto en marcha por diversas entidades en Bhima Koregaon (estado de Maharashtra) el 31 de diciembre de 2017.
El acto, también llamado Elgar Parishad, pretendía conmemorar el 200º aniversario de la batalla que tuvo lugar en esa localidad. Este enfrentamiento entre la Compañía de las Indias Orientales y las fuerzas del Imperio Maratha, que fueron derrotadas, es visto hoy en día como un símbolo de la victoria de los intocables sobre la casta superior de los brahmanes. Una parte importante de los soldados que luchaban con los británicos eran mahares, otra casta de intocables, que vivían oprimidos bajo el mandato de los peshwah o clase dirigente del Imperio Maratha.
Al día siguiente, «grupos de las castas altas desataron la violencia contra los dalit», recuerda el padre Fernandes. Hubo un muerto, 30 heridos y 300 detenidos. El Gobierno, en vez de actuar contra los responsables, elaboró una teoría de la conspiración según la cual los culpables de todo serían los activistas que trabajan en defensa de los grupos marginados.
16 intelectuales y activistas detenidos
Hasta el momento, 16 intelectuales y activistas han sido detenidos, incluidos los abogados Arun Ferreira y Sudha Bhradwaj y los escritores Vernon Gonsalvez y Varavara Rao. El padre Swany es el último de los arrestados, y también el más anciano, a pesar de que asegura que nunca ha estado en Koregaon.
Su detención no llegó por sorpresa. Ya durante los meses de julio y agosto había sido interrogado durante horas en varias ocasiones en la residencia de los jesuitas en Bagaicha (Ranchi). Por eso, había preparado un vídeo que debería hacerse público si llegaba a ser puesto bajo custodia policial. «Lo que me está sucediendo no es algo único que me ocurra a mí solo», afirmaba en el mismo.
«Es un proceso más amplio que está teniendo lugar en todo el país», y que está llevando a que «prominentes intelectuales, abogados, escritores, poetas, activistas, estudiantes, líderes que defienden los derechos de los adivasis y dalits y expresan su desacuerdo con los poderes dominantes» sean puestos «en el punto de mira» y «encarcelados».
Pruebas falsas
«El modus operandi de la NIA es hacer un registro» en las casas de los sospechosos de ser comunistas, «requisar sus teléfonos y móviles y colocar en ellos pruebas que los incriminen» para lograr que sean condenados a cadena perpetua», denuncia el director ejecutivo del Instituto Social Indio.
La Conferencia Jesuita del Sur de Asia ha puesto en marcha desde el 9 de octubre la campaña Stand with Stan (Apoya a Stan), que ya ha recogido más de 47.000 firmas en change.org. La campaña también ha recibido el apoyo de representantes de la Compañía de Jesús en otras partes del mundo. Desde Roma, por ejemplo, el Secretariado de Justicia Social y Ecología ha condenado «enérgicamente su arresto. Exigimos su inmediata liberación y solicitamos al Estado que se abstenga de realizar detenciones arbitrarias de ciudadanos inocentes».