En los hogares españoles se pasa cada vez más frío
La Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas presenta su Informe de pobreza energética en España durante el año pasado. «Estamos en una situación complicada y preocupante», afirman los autores
Muchos más hogares decidieron no encender la calefacción, o hacerlo de forma mucho más reducida durante el año 2022: esta es una de las principales conclusiones del Informe de Pobreza Energética elaborado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas, presentado este lunes en Madrid.
El informe destaca dos indicadores subjetivos: el retraso en los pagos y la temperatura inadecuada. En este sentido, el 9,23 % de los hogares (4,4 millones de personas) tuvieron que retrasar el pago de sus facturas, mientras que el 17,08 % (ocho millones de personas) no puede conservar una temperatura adecuada en casa.
En comparación con los datos obtenidos por estos mismos indicadores el año anterior se observa que, si bien el de retraso en los pagos se mantiene estable (de hecho ha visto una ligera mejora respecto al 9,5 % de 2021), el de hogares con una temperatura inadecuada «ha empeorado muy significativamente» respecto al 14,27 % de ese año, afirma el estudio. Ello muestra «una tendencia creciente en muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura».
Para José Carlos Romero, coordinador de la Cátedra de Energía y Pobreza de Comillas, la pobreza energética es «la situación en la que se encuentra un hogar en el que no se pueden satisfacer las necesidades básica de suministro de energía». Este fenómeno lo causa un nivel de ingresos insuficiente o una vivienda ineficiente energéticamente hablando. Pero hay otro motivo más, «el más relevante», que es «el relacionado con el impacto de los precios de la energía que sufrimos en 2022».
«Los niveles de pobreza son altos y no observamos una tendencia a que vayan a disminuir», ha declarado por su parte Efraim Centeno Hernáez, director de la cátedra. «No podemos bajar la guardia en esta lucha, ya que estamos en una situación complicada y preocupante».
En cuanto a la pobreza energética oculta severa —es decir, aquellos hogares que consumieron menos de la cuarta parte de la energía que deberían para cubrir todas sus necesidades—, el estudio destaca que sus valores «se mantuvieron más o menos constantes», lo cual es una de las pocas luces del informe. «Siguen siendo más de dos millones de hogares, algo inasumible —explica el estudio—, pero no aumentaron con respecto al año anterior, algo que da esperanza para ver mejoras en los próximos años».
Todo ello «si la crisis de precios amaina y las medidas de protección permanecen». «Podemos barruntar que los escudos que se pusieron en marcha funcionaron hasta cierto punto y al menos han parado el golpe», ha dicho en la presentación José Carlos Romero.
Centenos y Romero han analizado también el concepto de brecha energética; es decir, la diferencia entre gasto real y gasto requerido para unas condiciones mínimas de energía. Lo han calculado en 193 euros de media menos por cada hogar. «El panorama es que la pobreza energética en España está en niveles altos y hace falta reforzar el escudo necesario», según el director de la cátedra de Comillas.