«En Haití muchas personas mayores pasan varios días sin comer»
Según los datos que maneja actualmente Naciones Unidas alrededor de 5,4 millones de haitianos se van a la cama sin haber ingerido los nutrientes necesarios. El país vive inmerso en una gran inestabilidad política y sometido a la violencia de las bandas
En Haití el hambre es un trampolín para caer en las manos de la delincuencia. La directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Waanja Kaaria, fue rotunda cuando el viernes pasado afirmó en un comunicado que la desnutrición «aumenta significativamente la probabilidad de recurrir a mecanismos de supervivencia adversos. Especialmente grave para los jóvenes es el riesgo de ser reclutados por grupos armados». Según los datos que maneja actualmente Naciones Unidas alrededor de 5,4 millones de haitianos se van a la cama sin haber ingerido los nutrientes necesarios. Es decir, la mitad de la población total, que suma 11,5 millones, está desnutrida.
La religiosa de Jesús-María y médica Valle Chías, que atiende a la población de una zona montañosa de Jean Rabel, al noreste del país, con un centro de salud portátil que lleva en su propio coche, explica lo que la palabra hambre significa en la práctica: «Me encuentro con muchas personas mayores que ya no pueden ir a trabajar al campo y no tienen a nadie que se encargue de ellos que se pasan varios días sin comer», asegura. «Hasta cuatro o cinco días», sentencia.
En Haití, no se pueden hacer muchas de las pruebas diagnósticas que son corrientes en España, como un simple análisis de sangre. Así que la religiosa tiene que preguntar por lo básico, como si los pacientes defecan todos los días. Sin embargo, «mucha gente no va al baño, porque no come».
En este panorama lo normal es que «los adultos pesen menos de 50 kilos». Una deficiencia que abre la puerta a contraer enfermedades, sobre todo infecciosas. Además, la falta de comida sumada a la deshidratación aceleran la muerte. La mayoría de los haitianos mueren antes de los 65 años por «diversas complicaciones al tener un sistema inmune deficiente».
El PMA también ha alertado de que hay 270.000 niños que padecen desnutrición aguda en todo el país. La religiosa está acostumbrada a bregar con este problema. Desde 2021 gestiona un programa de nutrición infantil, pero «el proyecto no acaba nunca». Los niños «entran en el programa durante unos seis u ocho meses», hasta que logran coger cierto peso. El problema es que «en cuanto salen del programa, al cabo de unos meses, muchos tienen que volver a entrar porque vuelven otra vez a la misma situación de inanición».
El pasado 25 de octubre las bandas armadas que controlan Puerto Príncipe abrieron fuego contra un helicóptero de la ONU que sobrevolaba la capital, en un episodio más que demuestra la ola de violencia que atraviesa el país caribeño. El helicóptero tuvo que aterrizar de emergencia, pero no hubo víctimas. Con todo, el ataque puso en peligro la continuidad de las operaciones humanitarias. El apoyo de la ONU «hace que esto ya no sea el infierno total», asegura la religiosa.
Hasta la zona montañosa donde ella reside suele llegar un camión del PMA cada tres meses. Es un área bastante inaccesible, sin carreteras cementadas. «Viene desde Cabo Haitiano, que es la ciudad más cercana que cuenta con puerto, para hacer entrar la ayuda humanitaria y los alimentos de primera necesidad», explica. Aunque dista de Jean Rabel 150 kilómetros, el camión «tarda ocho horas en llegar». Pero cuando llega es «como un pequeño milagro» para la comunidad. El PMA abastece directamente a los colegios, por lo que para un niño haitiano frecuentar la escuela significa poder comer.
Haití vive inmerso en una gran inestabilidad política y sometido a la violencia de las bandas. No tiene presidente desde principios de julio de 2021, cuando fue asesinado Jovenel Moise. Poco después, Ariel Henry ascendió al puesto de primer ministro, pero en marzo de este año presentó su dimisión.