El Vaticano presenta una nueva Misa por el cuidado de la creación

El Vaticano presenta una nueva Misa por el cuidado de la creación

«La Eucaristía es una fuente de luz y motivación para nuestras preocupaciones por el medio ambiente», asegura el decreto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

María Martínez López
Un grupo de jóvenes y un sacerdote celebra Misa en medio de un bosque.
Foto: Jesuitas Gran Bretaña.

«El misterio de la creación es el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo y que del misterio de Cristo recibe una luz definitiva». Esta consideración, unida a la evidencia de que «la obra de la creación está gravemente amenazada por el uso y abuso irresponsable de los bienes que Dios ha encomendado a su cuidado», han movido a la Iglesia a añadir un formulario de la Misa para pedir por la custodia de la creación. Los textos, incluidos dentro de las Misas por diversas necesidades, se ha presentado este jueves en el Vaticano. 

La vinculación entre cuidado de la naturaleza y liturgia se justifica, según el texto del decreto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en que «la Sagrada Escritura exhorta a la humanidad a contemplar el misterio de la creación y a dar incesantes gracias a la Santa Trinidad por este signo de su benevolencia». La obra de Dios, «como un tesoro precioso, debe ser amada, estimada y al mismo tiempo hecha avanzar, además de transmitida de generación en generación». 

Por otro lado, en la Eucaristía, «la creación se proyecta hacia la divinización» y la «unificación con el Creador mismo», afirma el texto citando a Benedicto XVI. Por ello, como ya reconocía la encíclica Laudato si, «la Eucaristía es también una fuente de luz y motivación para nuestras preocupaciones por el medio ambiente, orientándonos a ser custodios de toda la creación». 

De momento, se ha dado a conocer solo la versión típica de los textos en latín. En una traducción no oficial, la oración colecta dice así: «Padre, que en Cristo, primogénito de toda la creación, llamaste al universo a la existencia; te suplicamos que, dóciles al soplo de tu Espíritu de vida, custodiemos las obras de tus manos en la caridad».

Las lecturas del Evangelio que se proponen son Mateo 6, 24-34 («Nadie puede servir a dos señores») y Mateo 8, 23-27 (la tempestad calmada).