El Vaticano, precursor de los Juegos Paralímpicos
Varias décadas antes de la celebración de los primeros Juegos Paralímpicos, la Iglesia ya organizaba campeonatos internacionales a los que asistían atletas con discapacidad
Este jueves 24 de agosto arrancan los Juegos Paralímpicos de Tokio, que se extenderán hasta el martes 5 de septiembre. Pero, ¿cuándo comenzó esta competición en la historia? La primera cita tuvo lugar en Roma, entre el 19 y 24 de septiembre de 1960, y contó con la participación de más de 400 deportistas en silla de ruedas procedentes de 23 países.
«Uno de los momentos de mayor resonancia de aquellas Olimpiadas para minusválidos –el término Juegos Paralímpicos no fue aprobado por el Comité Olímpico Internacional hasta 1984– fue la audiencia privada que concedió el Papa Juan XXIII a todos los participantes», asegura la web oficial del Comité Paralímpico Español.
Inclusión de atletas con discapacidad
El reconocimiento del Papa fue clave, al igual que el trabajo previo de la Iglesia a favor del deporte para discapacitados. De hecho, al Vaticano se le considera uno de los precursores de los Juegos Paralímpicos. El motivo es la inclusión de atletas con discapacidad en los campeonatos internacionales que organizó entre 1905 y 1908 y que contaron con la presencia del Papa Pío X.
«Un número de L’Osservatore Romano de septiembre de 1908, que informa de los resultados de las distintas disciplinas, menciona en particular la participación de un amputado, de atletas sordos e incluso de nueve jóvenes ciegos que tomaron parte en la competición de salto de altura», recoge Vatican News.
Abocados al desempleo y la pobreza
El evento, que contó con el apoyo de la Gerndarmería Vaticana y la Guardia Suiza en el terreno de la seguridad, pretendía «crear una dinámica de inclusión para estas personas, que a menudo se veían abocadas al desempleo y la pobreza, con muchos casos de niños discapacitados abandonados por sus padres».
Más de un siglo después, el Vaticano creó recientemente su propio club deportivo, la Athletica Vaticana, que cuenta con una sección paralímpica y también con el apoyo del Papa Francisco.