El Vaticano pide «un cambio de modelo» ante las residencias de ancianos - Alfa y Omega

El Vaticano pide «un cambio de modelo» ante las residencias de ancianos

La Academia Pontificia para la Vida ha presentado el documento La vejez: nuestro futuro. La condición de los ancianos después de la pandemia, en el que pide «emplear medios y financiación» para atenderles «en un entorno más familiar»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Eduardo Parra / Europa Press

«Los ancianos se encuentran entre los más afectados por la pandemia. El número de muertos entre las personas mayores de 65 años es asombroso», lamenta el documento La vejez: nuestro futuro. La condición de los ancianos después de la pandemia, hecho público este martes por la Pontificia Academia para la Vida.

En un texto en el que reflexiona sobre las lecciones que se pueden aprender de la pandemia, la Academia denuncia que durante la primera ola una parte considerable de las muertes por COVID-19 ocurrieron en instituciones para ancianos, «lugares que supuestamente debían proteger a la parte más frágil de la sociedad y donde en cambio la muerte ha afectado desproporcionadamente más que en otros contextos». Por eso, propone «un nuevo modelo de cuidado y asistencia para los ancianos más frágiles».

En este sentido, el paradigma de las residencias de ancianos, «propuestas como la única solución posible para cuidarlos», revela «una falta de atención y sensibilidad hacia los más débiles», pues sería mejor «emplear medios y financiación» para atenderles «en un entorno más familiar».

Para la Academia, las residencias son lugares donde fenómenos como la soledad, la desorientación, la pérdida de memoria e identidad y el deterioro cognitivo «pueden manifestarse con mayor facilidad», por lo que hace falta «un nuevo paradigma» a la hora de cuidar a las personas mayores.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2050 habrá 2.000 millones de mayores de 60 años en el mundo; por tanto, una de cada cinco personas será anciana

Así, la Academia aboga por vivir esta etapa de la vida «en la medida de lo posible en el entorno familiar y con las amistades habituales». Y, aunque es verdad que hay situaciones en las que el hogar «ya no es suficiente o adecuado», es necesario «no dejarse atrapar por la pereza y falta de creatividad en la búsqueda de soluciones efectivas».

En este sentido, el texto valora nuevos modelos como la covivienda y las convivencias intergeneracionales, «y todas aquellas experiencias que se inspiran en el concepto de la asistencia mutua», que deben promoverse «con creatividad e inteligencia» para que la persona pueda mantener su propia vida independiente.

Y cuando el recurso a las residencias sea inevitable, «deben reconvertirse en un continuum socio-sanitario para ofrecer algunos de sus servicios directamente en los hogares de los mayores», afirma la Academia.

Todo esto requiere «un proceso de conversión social, civil, cultural y moral», que revierta asimismo el fenómeno de muchos mayores que eligen la residencia «porque se sienten solas» o porque «la cultura dominante las empuja a sentirse una carga y una molestia para sus hijos o su familia».