El torero que daba gloria a Dios tras triunfar en Las Ventas - Alfa y Omega

El torero que daba gloria a Dios tras triunfar en Las Ventas

El diestro Antonio Bienvenida, que murió en 1975 de una cornada, se hizo supernumerario del Opus Dei al final de su vida

José Calderero de Aldecoa
Escultura de Bienvenida en las afueras de Las Ventas. Foto: Turismo Madrid Consorcio Turístico.

Este domingo se puso punto y final a la Feria taurina de San Isidro 2022 de Las Ventas con un rotundo éxito de público del que ha sido testigo Antonio Bienvenida. El torero falleció en 1975 después de que fuera cogido por un toro por la espalda, pero los aledaños de la plaza madrileña cuentan con una escultura que rinde homenaje al torero, que fue miembro supernumerario del Opus Dei.

El diestro pidió la admisión en la obra fundada por san Josemaría Escrivá al final de su vida laboral después de asistir a un curso de retiro. A Bienvenida le gustó especialmente el mensaje de santificación del trabajo: «¡Pero cuánto tiempo he perdido! Sin saberlo he buscado durante toda mi vida la perfección en el trabajo y ahora que me retiro me entero que podía haber dedicado esos veinticinco años a avanzar en amistad con Dios. ¿Cómo no lo encontré antes».

Antonio Bienvenida. Foto: ABC.

«¡Torero, torero!»

El torero, sin embargo, ya era un hombre de fe antes de enrolarse en el Opus Dei y el coso taurino madrileño fue testigo de ello. Antonio Bienvenida participó en la Feria de San Isidro de 1958. En la plaza no cabía un alfiler y el público asistió sobrecogido a una embestida del toro, que corneó al diestro y lo dejó al borde de la muerte.

Tras aquel suceso, Bienvenida incluso se planteó dejarlo, pero finalmente decidió no cortarse la coleta todavía. De hecho, un año después, y con el mismo traje de luces, reapareció en Las Ventas e hizo la faena de su vida. La plaza entera enloqueció. Los aplausos se entremezclaron con los gritos de «¡torero, torero!».

Poco después de aquella tarde, una amigo del torero le preguntó: «Antonio, ¿qué sentías cuando te aclamaban de esta manera». A lo que él respondió: «Mira, en aquellos momentos iba dando gracias a Dios diciéndole: “¡Señor, tuyo el poder y tuya la gloria!”».