El Tiempo de la Creación, ¿un nuevo tiempo litúrgico?
La Iglesia llama a involucrarse personalmente en el cuidado del planeta al inicio del Tiempo de la Creación. Este podría llegar a convertirse en un tiempo litúrgico más: «Se está trabajando en ello»
La Yakarta en la que el pasado martes aterrizó el Papa se está hundiendo a razón de 7,5 centímetros al año. «Ya hay un 40 % de la ciudad bajo el nivel del mar por culpa de la sobreexplotación de los acuíferos, la masiva urbanización y el aumento del nivel del agua», explican Fernando y Eugenia, una pareja residente en Madrid que acaba de volver de la capital indonesa.
En el extremo contrario —ese donde se busca regenerar la tierra en vez de esquilmarla— se encuentra Julio César de la Garza, responsable del huerto de la madrileña parroquia de Santa Cristina y Santa Margarita María de Alacoque. El templo concentrará el grueso de las actividades organizadas por la archidiócesis de Madrid —que incluye una oración ecuménica y una visita al huerto de Santa Cristina— para el Tiempo de la Creación, que comenzó el pasado domingo con la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación y que concluirá el 4 de octubre con la fiesta de san Francisco de Asís. «Tenemos un eslogan con el que trabajamos: Tú alimenta el suelo y él generosamente te da más comida», explica. Pero la máxima de De la Garza no es solo una frase bonita para decirle a sus alumnos de la Universidad Complutense (UCM) —da clases sobre el método agrícola biointensivo—, sino también la receta que ha aplicado en el huerto parroquial.
La iniciativa comenzó en 2019. El objetivo era convertir el antiguo arenero del colegio, anexo al templo, en una tierra fértil de la que brotara vida. «Sin perder nunca de vista que se trata de una actividad pastoral que se desarrolla a la luz de la encíclica Laudato si y bajo la perspectiva evangélica del archifamoso “Tuve hambre y me disteis de comer”». Pero el antropólogo y los otros ocho feligreses que se apuntaron al proyecto se propusieron hacerlo de forma natural, «sin traer elementos externos que nos pudieran facilitar la tarea», subraya. Cualquiera puede hacer un agujero, echar tierra buena y comenzar a sembrar. En su caso, trabajaron con la misma arena del antiguo patio del colegio y la fueron enriqueciendo de nutrientes poco a poco gracias a lo que iban plantando. «Comenzamos metiendo maíz porque sus cañas secas producen mucho carbono, que es fundamental para el suelo. Luego sembramos habas, porque aportan gran cantidad de nitrógeno. Y empezamos a hacer composta», rememora el antropólogo y profesor, que también es miembro de la Comisión diocesana de Ecología Integral.
Después de todo el proceso, el grupo de feligreses ha logrado resucitar el arenero y convertirlo en una tierra de la que, ahora mismo, están brotando alcachofas de Jerusalén, sorgo o tomates. Junto con Madrid, otra diócesis que se ha involucrado en el Tiempo de la Creación es la de Vitoria. La batería de propuestas de esta Iglesia vasca incluye momentos de oración, de formación y también una actividad simbólica de recogida de basura, que tendrá lugar el 21 de septiembre en la zona de Salburua. «En sintonía con el lema de la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación —Esperanzar y actuar con la creación—, queríamos trasladar a los fieles la idea de que es importante el compromiso personal en esta misión global de preservar la casa común», explica Luis Antonio Preciado, responsable de la Comisión de Ecología Integral de la diócesis.
En esta misma línea, Eduardo Agosta, nuevo director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, recuerda que «lo cotidiano no es intrascendente. Nuestros comportamientos diarios tienen un impacto decisivo en otras zonas del planeta», asegura. Por ello, invita a reflexionar sobre gestos tan sencillos como hacer la compra o a la hora de adquirir productos textiles. El religioso llama a comprar productos de temporada, de cercanía o cuya producción no esté manchada por las diversas formas de esclavitud moderna.
Por último, Agosta se muestra partidario de que la Iglesia siga dando pasos en el ámbito de la ecología hasta que sea asumida en el contexto civil y también en el eclesial. Para lograrlo, se muestra a favor de que el Tiempo de la Creación se convierta en el futuro en un tiempo litúrgico más, como es el Tiempo Ordinario o el de Cuaresma. «Se está trabajando en ello, en diálogo ecuménico con otras Iglesias. La idea sería primero crear la fiesta litúrgica de Dios creador, que nosotros no la tenemos pero sí existe, por ejemplo, entre los ortodoxos, y, a partir de ahí, definir este tiempo litúrgico especial para rezar, reflexionar y actuar en el ámbito de la casa común».