El superior de los jesuitas propone a las instituciones con obras de Rupnik que sigan el ejemplo de Lourdes
El Santuario francés llevó a cabo un proceso de discernimiento que incluyó a las víctimas y que culminó con el tapiado de los mosaicos. Las medidas a adoptar podrían ser distintas en otros lugares, subraya Arturo Sosa
El prepósito general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, ha recomendado el proceso que se ha seguido en el santuario de Lourdes con los mosaicos de Rupnik, que recientemente fueron tapados como gesto de deferencia hacia las víctimas de abusos sexuales del exjesuita esloveno.
«El obispo de Lourdes realizó un largo proceso de discernimiento con la gente, con la comunidad local, con las víctimas», y este «es el camino que yo recomendaría», aseguró Sosa al ser preguntado en un encuentro con periodistas sobre qué se debe hacer con las obras de arte de Rupnik repartidas por todo el mundo.
Los famosos mosaico se encuentran en lugares tan señalados como el Palacio Apostólico del Vaticano, en el santuario de la Santísima Trinidad en Fátima, en la sede de la Conferencia Episcopal Española, en la catedral de la Almudena o incluso en el departamento de Oncología del hospital Gemelli, donde recientemente ha estado ingresado el Papa Francisco a lo largo de un mes.
Para el prepósito general de los jesuitas, sin embargo, cada contexto tiene su particularidad, por lo que las decisiones a tomar pueden variar en cada caso. No es lo mismo un lugar público que privado o un lugar donde resida una víctima de otro donde no estén presentes.
En el caso de Lourdes, lo primero que se hizo fue dejar de iluminar los mosaicos hasta finalmente cubrirlos, explicó Sosa, que alegó aún así que «no hay una regla única, sino que depende del daño que la presencia de las obras pueda causar» a las víctimas y al público.
El superior general de los jesuitas reconoció también «la ceguera» de la orden durante décadas en relación al caso Rupnik, ya que la primera denuncia fue hace más de treinta años y el escándalo que envuelve sus acciones no estalló hasta finales de 2022, lo que puso en entredicho la gestión de la Compañía de Jesús de estos asuntos.
Los hechos de presuntos abusos sexuales se remontan a principios de la década de 1990 y hacen referencia a abusos psicológicos y sexuales a monjas de la comunidad eslovena Loyola de Lubliana, fundada por un religioso del que Rupnik era amigo y padre espiritual.